¿Qué nos puede decir un mapa sobre los aspectos socioambientales de un proyecto de desarrollo?
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
La transformación digital ha impactado todas las industrias y sectores, permitiéndonos enfrentar obstáculos que antes parecían insuperables. Para los que trabajamos en desarrollo sostenible, el uso de herramientas tecnológicas a fin de intercambiar y diseminar conocimiento a gran escala ha representado un potencial inimaginable para aumentar el impacto de nuestros proyectos.
Entre estas herramientas encontramos los sistemas de información geográfica (SIG) que integran distintos tipos de datos de manera visual, generalmente a modo de mapa. Los SIG analizan la ubicación espacial de los datos y revelan nexos, tendencias y patrones que pueden ser usados para identificar problemas, planear respuestas a eventos, hacer proyecciones y establecer prioridades, entre otras funcionalidades.
Alertas y oportunidades con una sola mirada
Al hacer frente a un nuevo proyecto, una de las primeras preguntas que nos hacemos suele ser “dónde”. De ahí se desprenden los potenciales impactos ambientales y sociales que pueden tener las distintas intervenciones de un proyecto, por ejemplo, las obras de infraestructura en contextos ambiental o socialmente sensibles. Esa pregunta también nos permite evitar riesgos de exclusión, y asegurar que la provisión de servicios de los proyectos sea adecuada y culturalmente accesible a los diferentes grupos, en particular a aquellos en situación de vulnerabilidad.
La información georreferenciada puede ser usada en etapas tempranas para identificar potenciales aspectos socioambientales claves en el área de intervención. Al usar una herramienta SIG para hacer una revisión inicial o screening de los proyectos, podemos identificar los requerimientos socioambientales para elaborar evaluaciones de impacto o estudios adicionales (como el análisis sociocultural, análisis de biodiversidad o análisis de riesgo de desastre y cambio climático), y las consideraciones socioambientales que se deben tener en cuenta en los diseños a fin de evitar o minimizar ciertos impactos adversos, o asegurar que los beneficios del proyecto sean adecuados y accesibles para la población vulnerable.
Aplicación de SIG para evaluación social y ambiental
La Unidad de Soluciones Ambientales y Sociales del BID ha desarrollado una aplicación SIG construida en la plataforma ArcGIS Online (AGOL), que incluye capas en un mapa con información relevante sobre biodiversidad, amenazas naturales, y pueblos indígenas y afrodescendientes en América Latina y el Caribe. La información se obtiene de diversas fuentes y está en constante ampliación y actualización.
En el tema de biodiversidad, la herramienta cuenta con información acerca de áreas protegidas, áreas clave de biodiversidad, especies en distintos grados de vulnerabilidad, entre otros. En cuanto a las amenazas naturales, la herramienta contiene un total de 21 capas relacionadas con amenazas naturales geofísicas e hidrometeorológicas, tales como terremotos, deslizamientos, inundaciones, sequías, olas de calor y aumento del nivel del mar, muchos de los cuales muestran también proyecciones de escenarios bajo los efectos del cambio climático según los lineamientos del IPCC.
Un aspecto muy importante de la herramienta es la información que proporciona sobre pueblos indígenas y afrodescendientes, ya que no es fácil acceder a estos datos sistematizados como en las dos categorías anteriores. En este caso, en colaboración con la División de Género y Diversidad, se realizó una recopilación de información para elaborar las capas de territorios titulados, en proceso de titulación y no titulados —tanto de pueblos indígenas como afrodescendientes— y datos relevantes en países seleccionados (en formato de fichas) con el fin de brindar información básica para conocer el contexto en cada país y ayudar en la identificación de actores y marco regulatorio relevantes.
El principal desafío al pensar en una herramienta SIG para apoyar el proceso de evaluación ambiental y social es la accesibilidad y calidad de los datos. Al ser una tecnología en proceso de adopción, hay muchos datos que podrían alimentar un mapa, pero que aún no se encuentran georreferenciados. En otros casos, el uso de las bases de datos puede verse limitado por temas de licencia, confidencialidad o derechos de autor.
Es por eso que hay que tener presente que, en herramientas como las que usa el BID, la ausencia de datos en las distintas capas no necesariamente implica la ausencia de biodiversidad, riesgo de desastres, o pueblos indígenas y afrodescendientes, sino una posible falta de información sobre esa temática y/o área geográfica. Sin embargo, aun con un panorama en construcción, los datos que arroja resultan vitales para un primer acercamiento que alimentará un análisis a mayor profundidad.
En resumen, herramientas como esta permiten visualizar de forma rápida y clara en una etapa temprana de preparación del proyecto los potenciales riesgos e impactos socioambientales que puede tener la intervención en un área determinada, mediante la superposición de su ubicación y las diversas capas presentadas. El uso de un SIG también contribuye en la elaboración de los productos analíticos que contribuyen finalmente a definir las intervenciones en distintos sectores. Esta es una forma más de utilizar la transformación digital de manera oportuna y efectiva con el fin de asegurar que nuestros proyectos sean sostenibles y de verificar que se apliquen las políticas ambientales y sociales de las entidades financiadoras, como en este caso del BID.
Esta es una forma en que estamos aplicando el uso de SIG para nuestros proyectos, pero no es la única. ¿De qué otra manera los sistemas de información geográfica podrían ayudarnos a la implementación de las políticas ambientales y sociales? ¿O a la implementación de una nueva estrategia de integración transversal (mainstreaming) de temas ambientales y sociales en los procesos de programación y planificación?
Fuente: BID.