Este 22 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Leucemia Mieloide Crónica (LMC)
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
El 22 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Leucemia Mieloide Crónica (LMC) y con el objetivo de generar conciencia sobre la enfermedad, Solca Guayaquil ofrece a sus guerreros información sobre este padecimiento, cómo se diagnostica y diferentes alternativas de tratamiento existentes hoy día.
La LMC ocurre en un rango de edad de 45 a 55 años. Este tipo de leucemia representa entre el 15-20 % de todas las leucemias, con una incidencia de 1 a 2 casos por cada 100 000 adultos. Más del 50 % de los pacientes con LMC son asintomáticos al momento del diagnóstico y tienen una esperanza de vida del 39 % comparado con la población de adultos sanos. Este padecimiento afecta principalmente a los adultos y se asocia a una anormalidad cromosómica llamada Cromosoma Filadelfia.
La enfermedad presenta tres fases: crónica, acelerada y blástica. Cada una de estas fases difiere en su tiempo de duración, presentación clínica y respuesta al tratamiento. Tanto la fase acelerada, como la fase blástica son consideradas fases avanzadas. Muchas personas con LMC no muestran síntomas hasta las etapas más avanzadas. Cuando los síntomas surgen, los pacientes pueden presentar: sensación de agotamiento, pérdida de peso, apetito, palidez, sangrado, sudores nocturnos y esplenomegalia.
El diagnóstico de la leucemia mieloide crónica se realiza mediante estudios moleculares que permiten detectar la presencia del gen anómalo (BCR/ABL) e identificar también la respuesta al tratamiento, así como la resistencia al mismo.
“El tratamiento para la LMC se realiza mediante quimioterapia oral específica y en algunos casos trasplante de médula ósea. Para evitar que la enfermedad se acelere y tenga resistencia es importante la constancia del paciente en su tratamiento y control clínico” señaló la Dra. Andrea Noboa, hematóloga clínica del servicio de hematología de Solca Guayaquil.
Hoy en día, la terapia de la LMC se basa en alcanzar la respuesta hematológica, clínica y molecular de manera prolongada y durable, lo cual implica la erradicación de cualquier célula residual que contenga gen anómalo. La meta es una remisión molecular completa y la curación.
Si una persona presenta uno de los signos que sugieran que pueda padecer LMC, debe acudir a su médico de cabecera para que la valore y derive a un especialista.