Resultados de encuesta sobre el coronavirus revelan importantes impactos, vínculos entre la desigualdad y los mercados laborales
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Para comprender mejor cómo la pandemia del coronavirus está cambiando drásticamente vidas y medios de vida, en Banco Interamerica de Desarrollo se asoció con Cornell University para llevar a cabo una encuesta por Internet a fin de medir los efectos económicos de la pandemia en los hogares de diecisiete países en América Latina y el Caribe. Se encontró que los efectos fueron devastadores, están estrechamente vinculados con la composición de los mercados laborales de la región y tendrán consecuencias significativas en la desigualdad económica de América Latina y el Caribe.
Entre el 27 de marzo y el 30 de abril de 2020 más de 200.000 personas participaron en la encuesta por Internet. Fueron reclutadas a través de las redes sociales, lo que nos dio un amplio alcance no solo geográfico sino también demográfico. Se obtuvieron respuestas de hogares de todos los estratos socioeconómicos y de casi todas las regiones subnacionales. La encuesta utilizó un cuestionario estandarizado para todos los países que permite a los investigadores reunir los datos de toda la región. El objetivo era proporcionar información a los responsables de la formulación de políticas públicas en la región y ayudar a orientar las operaciones del BID.
Las repercusiones en el mercado laboral son devastadoras y exacerbarán la desigualdad
A lo largo de los diecisiete países de la encuesta cerca del 45% de los participantes afirma que uno de los miembros de su hogar perdió su empleo durante la pandemia. Entre los encuestados de hogares con pequeñas empresas, el 57% informa el cierre de sus empresas. Estos devastadores resultados son coherentes con las recientes estimaciones del BID sobre los efectos macroeconómicos de la pandemia. En el caso de los cierres de pequeñas empresas los efectos son mayores que los de las pequeñas empresas en EE.UU. lo que destaca la vulnerabilidad de las pequeñas empresas en la región.
Hay diferencias sustanciales en las repercusiones en el mercado laboral entre los distintos niveles de ingresos en cada país. Las tasas de pérdida de empleo y cierre de empresas son particularmente devastadoras para los pobres, lo que aumentará la desigualdad. Los hogares del grupo de ingresos más bajos antes de la pandemia (con ingresos totales familiares por debajo del salario mínimo nacional) registraron las tasas más altas de pérdida de empleo (68%), más de 40 puntos porcentuales por encima de las de los hogares de ingresos más altos (véase Gráfico 1). En el caso del cierre de empresas se observa un patrón similar, aunque menos drástico.
Los hogares de ingresos más bajos tienen mayores probabilidades de perder sus empleos y cerrar sus pequeñas empresas durante la pandemia.
Gráfico 1. La carga desigual de la pandemia
Una de las causas de estos efectos podría ser que trabajar desde casa es un lujo que muchos hogares de ingresos más bajos no pueden permitirse (véase Gráfico 2). Entre los trabajadores de ingresos más bajos que lograron mantener sus empleos, el teletrabajo no parece ser una opción. Esto puede ser causado por la segmentación laboral que hace más probable que las actividades que realizan los trabajadores de ingresos más bajos no puedan llevarse a cabo de forma remota.
Los hogares de ingresos más bajos tienen menos probabilidades de trabajar desde casa durante la pandemia.
Gráfico 2. Trabajar desde casa es un lujo
También hay diferencias considerables en la gravedad de estos efectos en el mercado laboral entre los países, que podrían exacerbar la desigualdad entre los mismos. Las diferencias en la informalidad del mercado laboral podrían explicar, en parte, la variación de las tasas de pérdida de empleo y de cierre de empresas entre un país y otro. Al comparar los países, la informalidad (representada por la proporción de trabajadores autónomos en cada país) está vinculada a tasas más altas de pérdida de empleo y de cierre de empresas (véase Gráfico 3). Los trabajadores informales tienen acceso limitado a las protecciones del mercado laboral y a los beneficios del seguro de desempleo (en los pocos países de América Latina y el Caribe donde se ofrecen) que podrían ayudar a suavizar los efectos de la pandemia. En el caso de las empresas informales, que suelen ser pequeñas y familiares, éstas tienden a concentrarse en sectores especialmente vulnerables a la pandemia como los servicios y el comercio minorista.
Las tasas de pérdida de puestos de trabajo y cierre de empresas durante la pandemia son mayores en los países con mayor proporción de empleo autónomo.
Gráfico 3A. Pérdida de trabajo y autoempleo
Gráfico 3B. Cierre de negocios y autoempleo
Dado que los países con mayores niveles de informalidad tienden a tener un PIB per cápita más bajo antes de la pandemia (véase Gráfico 4), los efectos desiguales en el mercado laboral también podrían exacerbar la desigualdad económica entre los países.
Las menores proporciones de empleo autónomo se asocian con un mayor PIB per cápita.
Gráfico 4. Informalidad y PIB per cápita
Efectos desiguales en los ingresos y la seguridad alimentaria
Estos efectos desiguales en el mercado laboral tienen consecuencias inmediatas en la desigualdad de ingresos dentro de los países. El 30% de los encuestados informa que sus ingresos familiares mensuales totales en enero de 2020 estuvieron por debajo del salario mínimo mensual nacional. Como punto de comparación, el 50% de los encuestados esperaba que sus ingresos en abril de 2020 fueran inferiores al salario mínimo nacional.
La pandemia del coronavirus también tiene efectos desproporcionados en la seguridad alimentaria de los hogares de ingresos más bajos. Dichos hogares tienen más probabilidades de padecer hambre y de informar que su dieta se ha vuelto menos saludable. Estos efectos podrían ser causados por cambios en los presupuestos familiares, pero también hay indicios de que la situación de las compras ha cambiado drásticamente para los hogares de ingresos más bajos. También es más probable que dichos hogares informen que los precios han aumentado y que no pudieron comprar todos los artículos de sus listas de compras. Además, ahora no solo se ven obligados a esperar más tiempo al hacer sus compras, sino que tienen que visitar un mayor número de tiendas para poder encontrar los artículos que necesitan. Estos efectos desproporcionados en la salud y el bienestar de los hogares de ingresos más bajos en América Latina y el Caribe podrían tener consecuencias a largo plazo y sugieren otra razón por la que es necesaria la intervención del gobierno.
¿Cómo están lidiando los hogares con la crisis?
Los hogares cooperan entre ellos para atenuar los impactos de la pandemia. Encontramos que los hogares de ingresos más bajos tienen más probabilidades de recibir transferencias y préstamos de otros hogares mientras que los hogares de ingresos más altos tienen más probabilidades de hacer donaciones o préstamos. El 70% de los encuestados con ingresos por debajo del salario mínimo en enero de 2020 afirma haber recibido préstamos o transferencias de familiares o amigos durante la semana anterior. Entre los hogares con ingresos más altos, el 47% de ellos informó haber proporcionado asistencia monetaria a otros hogares (en comparación con el 30% de los hogares de ingresos más bajos). Esto hace suponer que los acuerdos privados están generalizados y se centran en ayudar a los hogares más vulnerables. Pero este tipo de acuerdos tiene sus limitaciones. Por ejemplo, solo el 40% de los encuestados que regularmente reciben remesas del extranjero afirma haberlas recibido durante la semana anterior. La capacidad de los hogares para ayudarse mutuamente es limitada debido a que la pandemia golpea a todos los hogares de una forma u otra, lo que implica que la ayuda oficial resulta clave. De hecho, se han puesto en marcha nuevos programas de asistencia social y nuestros resultados sugieren que estos han aumentado la cobertura entre los más vulnerables.
Mucho más que solo dinero en efectivo: distintas lagunas de información
También vemos diferencias de conocimientos entre los distintos niveles de ingresos. Es menos probable que los encuestados de ingresos más bajos hayan oído hablar del distanciamiento social. Asimismo, es menos probable que conozcan los síntomas del coronavirus o que sepan cómo se transmite (véase Gráfico 5). La respuesta política a la pandemia debe abarcar mucho más que solo transferencias monetarias. Las campañas de información que se difunden rápidamente en los diversos medios de comunicación podrían desempeñar un papel más activo al equiparar información y conocimiento, que son fundamentales para frenar la propagación.
Gráfico 5: Brechas de conocimiento sobre los síntomas y la propagación de la COVID-19
Nota: Pedimos a los encuestados seleccionar, de acuerdo con sus conocimientos, los síntomas del coronavirus y sus formas de propagación. Luego utilizamos la información de la Organización Mundial de la Salud para evaluar el número de respuestas correctas y desarrollamos puntajes para cada hogar (de 0 a 100).
Más fuertes juntos, pero ¿por cuánto tiempo?
Las políticas de lucha contra la pandemia cuentan con un alto nivel de apoyo público. En general, el 77% de los hogares está de acuerdo con que la pandemia debe ser la principal prioridad del gobierno y el 54% piensa que los negocios no esenciales deben permanecer cerrados durante un mes más. Pero el respaldo a estas políticas está disminuyendo sustancialmente con el tiempo, con una caída más pronunciada entre aquellos hogares que perdieron un trabajo o cerraron un negocio. Esto indica que las circunstancias económicas, cada vez más graves, pueden estar erosionando el apoyo al cierre de negocios no esenciales.
Los resultados ofrecen un panorama desolador relacionado a las actuales circunstancias económicas de los hogares, pero al mismo tiempo, demuestran cooperación y resolución. Los hogares respaldan las políticas destinadas a frenar la propagación del coronavirus y cooperan para ayudar a los más vulnerables a mitigar los impactos económicos más devastadores. Los gobiernos desempeñan un papel fundamental en la ampliación de los programas de transferencias monetarias y en el diseño de campañas de información para contrarrestar los efectos desiguales en el mercado laboral y las lagunas de información que, de otro modo, exacerbarían la desigualdad.
Fuente BID