Repensando la movilidad y apostar por el teletrabajo en las ciudades para ‘el día después’
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Para la portavoz de Amigos de la Tierra, Teresa Rodríguez, el parón «obligatorio» ha permitido identificar varios aspectos a los que no se debería «volver» cuando se recupere la vida «normal» como la movilidad.
Las ONG ambientales Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/Birdlife y WWF consideran que la movilidad urbana y las formas de trabajo han de cambiar durante el desconfinamiento para no volver al punto de partida inicial previo a la pandemia del COVID-19 que, según destacan a Europa Press, afecta en mayor medida a personas con enfermedades asociadas a la mala calidad del aire.
Además, ha añadido que la crisis ha puesto en el candelero el teletrabajo que tras años de «resistencias» cree que ahora se va a imponer. «Se podría dar pasos de gigante en el teletrabajo, una medida que generaría grandes repercusiones para las personas y el medio ambiente», opina.
Para el coordinador estatal de Ecologistas en Acción, Francisco Segura, la «gran diferencia» de esta ciudad confinado respecto al funcionamiento normal es «la movilidad«. Por ello defiende que la «prioridad» debe ser el peatón y los medios no motorizados.
En concreto, reclama más carriles bici, aceras más anchas que las de muchas arterias principales, y volver a dimensionar a la necesidad real el transporte público que en la actualidad estaba «muy mermado» por los recortes. Pero advierte de que el transporte público, con las nuevas densidades de aforo que serán necesarias no va a poder acoger a tanta gente por lo que apunta que se tendrán que buscar estrategias «más flexibles».
«Sería pan para hoy y hambre para mañana usar el transporte privado, porque la contaminación es un factor añadido al COVID ya que personas con problemas vinculados a la calidad del aire han tenido menos resistencia al virus», ha observado Segura, que ha recordado que la contaminación mata cada año a más de 30.000 personas.
«No podemos desvestir un santo para vestir otro. La movilidad debe ser sostenible, no basada en el coche y, en particular en el diésel», ha concluido Segura.
Que el peatón recupere terreno al coche
Por su parte, Greenpeace demanda a los ayuntamientos más espacio en las calles para los peatones, ciclistas y autobuses frente al COVID-19 porque la necesidad de mantener la distancia física y la amenaza de un aumento de uso del automóvil obligan a repensar las calles de cara a la desescalada.
En concreto, alerta de que la reducción del aforo de los autobuses también hace indispensable implantar nuevos carriles bus para mantener la capacidad de un servicio esencial. Por ello, pide «cambios urgentes» para cuando comience el fin del confinamiento, como modificar calles y planificar de acuerdo a «todas las personas y no solo de las que se mueven en coche».
Entre sus propuestas, pide aumentar las peatonalizaciones, extender las aceras mediante vallas sobre la calzada, fomentar el uso de la bicicleta, implantar carriles bici rápidos en avenidas. Greenpeace destaca también el papel del autobús, el tren y el metro como servicios esenciales durante la pandemia y considera que tras el confinamiento se debe priozar su acceso a las ciudades con carriles exclusivos.
Para el responsable de movilidad de Greenpeace, Adrián Fernández, estas medidas se pueden implantar de manera rápida y a coste muy reducido, ya que se emplean vallas, señales y pintura sin necesidad de obras de construcción y cambiando la programación de los semáforos para evitar la acumulación de grupos de peatones.
En la desescalada, la ONG recuerda a los ayuntamientos su «responsabilidad» de garantizar un espacio público seguro y suficiente para evitar un repunte en los contagios y, no menos grave, frenar los atascos y la contaminación.
«Apostar por el automóvil particular para defenderse del virus es un error. Incluso en un futuro donde se reduzca la movilidad en su conjunto, bastaría que un 10% de los viajeros del transporte público se cambiasen al coche para colapsar totalmente una ciudad», sentencia Fernández.
Para la responsable de programa de biodiversidad urbana SEO/BirdLife, Beatriz Sánchez, la crisis del COVID debe «replantear» muchas cosas y, en especial la relación con la naturaleza. «No podemos seguir así, destrozando los ecosistemas y aunque las ciudades no son ecosistemas naturales sí se puede hacer mucho por restaurarlos, renaturalizarlos», ha manifestado.
Para Sánchez sí es posible hacerlo, con proyectos que fomenten la naturaleza, la plantación de árboles autóctonos que tengan capacidad de acoger fauna autóctona, favorecer la biodiversidad y en ese sentido ha puesto como ejemplo el proyecto Madrid Río en la capital de Espala, que ha sido «superéxitoso» y ha devuelto la vida al río, solo con dejar a la naturaleza actuar.
Así, ha señalado que estos días que se han dejado hacer trabajos de jardinería «las praderas brotan». «Siendo conscientes de que son lugares para las personas, nosotros apostaríamos por renaturalizar las ciudades teniendo en cuenta la biodiversidad», ha apelado.
La responsable de cambio climático y energía de WWF, Mar Asunción, también coincide en que es preciso dar un «impulso a la movilidad» cuando se retome la actividad, favoreciendo el uso de la bicicleta pero sobre todo disminuyendo la necesidad de desplazarse. A su juicio ayudarán mucho el teletrabajo, la movilidad eléctrica y el autoconsumo energético.
En todo caso, ha manifestado que «lo principal es abordar la crisis sanitaria» para que pase «lo mejor posible y lo más rápido», pero considera que «la máquina y el tren que iba a toda marcha y que no llevaba a la sociedad a buen puerto, debe cambiar de dirección».
«No es posible ni deseable volver al punto de partida. Hemos visto que esta crisis tiene entre sus causas directas en el deterioro de los ecosistemas. El tren debe reconducir su ruta cuando arranque. Será más fácil cambiar de rumbo ahora e iniciar una recuperación más sostenible, descarbonizada y justa», ha concluido.
Fuente: Ecoticias.
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