El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se pronunció sobre el actuar de los cárteles de las drogas de México, que en días pasados se han dedicado a entregar despensas de alimentos a comunidades pobres del país, al calificarlo de ejercicio “no filantrópico”.
En medio de la crisis sanitaria y económica que se ha desarrollado por el coronavirus (COVID-19) en México, han circulado imágenes en redes sociales en las que se aprecian cajas de despensa repartidas por integrantes de organizaciones criminales.
Esta situación se ha publicado y denunciado en redes sociales. Se observan a sicarios del Cártel de Golfo encapuchados y con armas de alto calibre, fotografiándose junto con personas que lucen las despensas rotuladas con el nombre de esa organización.
A cada despensa le colocan un letrero: “Cártel del Golfo, en apoyo a Ciudad Victoria, señor 46, Vaquero”, a quien señalan de ser el jefe de plaza del Cártel del Golfo en la capital de Tamaulipas. Las cajas contienen: arroz, frijol, aceite y latas no perecederas.
De igual manera, los descendientes de Joaquín “el Chapo” Guzmán, entregaron cajas con el rostro del exlíder del Cártel de Sinaloa y que se están otorgando a todas aquellas personas de escasos recursos de Guadalajara.
Las chapo-despensas contienen arroz, fríjol azúcar, galletas, varios tipos de pasta para sopa, puré, aceite y papel higiénico, que es entregado en una caja con el logotipo de la marca Chapo 701 y una carta firmada por Alejandrina Guzmán.
Al respecto, el mandatario mexicano detalló que estas acciones no puede calificarse como filantropía e invitó a los integrantes de la delincuencia a pensar que no ayuda en nada que entreguen esas despensas.
“Ayuda que dejen de delinquir y no les hagan daño a las personas. Deben de pensar en sus familias y las familias de sus víctimas”, dijo.
Hizo un llamado a que los sicarios cambien de vida, apuesten por la legalidad y se hagan consientes del daño que provocan a las personas. “En el gobierno estamos trabajando para encontrarles nuevas opciones de vida y dejen de estar enrolados en las organizaciones delincuenciales. No deben provocar violencia y afectaciones para la población”, enfatizó.
“En lugar de repartir despensas, las organizaciones del crimen organizado deberían bajarle a sus malandronadas”, enfatizó el Presidente.
Al respecto, Felipe Gaytán Alcalá, profesor e investigador en Sociología de la Universidad La Salle, declaró que la entrega de despensas del narcotráfico no es altruismo y se puede analizar en cuatro vertientes:
- Económica: las despensas conllevan tener la lealtad de las personas y los préstamos que otorgan les permitirán lavar dinero en micronegocios.
- Social: las despensas revaloran su papel en las comunidades para que se les aprecié como una organización necesaria en la región.
- Política: las despensas crean clientelismo político y control de las autoridades locales.
- Cultural: las despensas permiten que los narcos se conviertan en la autoridad moral local.
La incertidumbre social y la falta de gobernanza de los órdenes de gobierno permiten que el crimen organizado ocupé ese lugar y se aproveché de la necesidad social. “Por hambre y pobreza se puede hasta vender el alma al diablo”, reveló.
El profesor universitario citó que diversas investigaciones han documentado que los sectores jóvenes más pobres aprecian al narcotraficante como el éxito financiero y lo idealizan rodeados del glamour del dinero, poder, fama y mujeres.
Puntualizó que “la apropiación de la agenda social en los sectores más vulnerables de la población, sólo será contrarrestada por apoyos directos de los órdenes de gobierno”.
En el caso de las organizaciones sociales y fundaciones privadas, explicó que ninguna tiene los dineros o alcances del propio gobierno y de la delincuencia organizada. “A las ONGs no debe de dejarse que actúen en estos ambientes sociales, pues corren riesgos de inseguridad al querer tener presencia en territorios pro-narcotraficantes”, dijo.
La falsa idealización de Robin Hood
En México, históricamente, los narcotraficantes encontraron en la emulación a Robín Hood, el héroe de ficción que robaba a los ricos para darles a los pobres, una manera de promover la romantización de sus crímenes y de que sus beneficiarios olviden sus asesinatos, masacres, desapariciones, secuestros y torturas.
Estas acciones “altruistas” no son nuevas, se pueden citar diversos ejemplos:
- El Cártel del Golfo, en 2013, repartió alimentos a los damnificados del huracán Ingrid.
- Ismael «El Mayo» Zambada, señalado como actual líder del Cártel de Sinaloa, repartió cerveza y dinero en las fiestas de El Álamo, su pueblo natal ubicado en Sinaloa.
- Servando Gómez, La Tuta, exlíder de Los Caballeros Templarios en Michoacán, repartía dinero en efectivo en muchos poblados que negaban su presencia ante las autoridades.
- Heriberto Lazcano, “El Lazca”, jefe de Los Zetas, financió la construcción de un templo católico en el estado de Hidalgo en 2010.
- Amado Carrillo Fuentes, “el Señor de los Cielos”, en los años 90 en Sinaloa pagaba las operaciones médicas de personas de escasos recursos.
Repercusiones de la COVID-19 al narcotráfico
La Oficina Europea de Policía (Europol, por sus siglas en inglés) informó que los factores que se han modificado en el actuar del crimen organizado durante la COVID-19 son: una alta demanda de materia prima, insumos, suministros médicos, sanitizantes y material de protección.
También se ha registrado disminución de la movilidad urbana, calles vacías, poca vigilancia y situaciones donde se pierde visibilidad de crímenes. México, Colombia, Brasil, El Salvador, Nicaragua, Honduras e Italia, son los países más afectados por tener territorios bajo gobiernos de org.
Fuente: EXPOK