Las ballenas jorobadas ya llegaron a las costas del Ecuador
NOTI-AMÉRICA (ECUADOR) Redacción y Fotografías por: Lcdo. Geovanny Jurado Puente
Durante los días sábado 22 y domingo 23 de junio pasados, se realizó con éxito el XXI Festival de Observación de Ballenas Jorobadas en el cantón Puerto López, provincia de Manabí.
El programa inició a tempranas horas del sábado, con una rueda de prensa brindada por el alcalde de la ciudad, Javier Pincay, con la presencia del viceministro de Turismo, Mariano Proaño y la participación de diversos medios de comunicación locales, nacionales e internacionales.
Pincay resaltó las bondades de este cantón que es considerado como uno de los principales destinos turísticos del Ecuador por la diversidad y calidad de atractivos naturales que posee, destacando al Parque nacional Machalilla y la Isla de la Plata.
Posteriormente, los periodistas participaron del pregón estudiantil y continuaron su agenda de actividades en un recorrido por la ruta del Colibrí y a las comunas Las Tunas y Agua Blanca.
Ya en la noche se efectuó una gala cultural que tenía como actividad principal el apadrinamiento de ballenas, responsabilidad recaída en invitados especiales; culminando con la presentación musical de varios artistas nacionales y extranjeros, quienes hicieron bailar a todos los asistentes que se encontraban disfrutando del espectáculo, desarrollado en la playa de la localidad.
En la mañana del domingo, representantes del Ministerio de Turismo entregaron al GAD de Puerto López una infografía, que fue colocada en el muelle, con importante información que deben conocer quienes acuden a la observación de los cetáceos.
Se finalizó la jornada con el viaje de avistamiento en modernas embarcaciones que cuentan con personal técnico especializado y cumplen con todas las normas de seguridad, para los pasajeros y esos gigantes acuáticos que visitan cada año las costas ecuatorianas, entre los meses de junio y octubre.
Algunos detalles sobre ellas
La Megaptera novaengliae (nombre científico) es una criatura realmente enorme, pues algunos de sus ejemplares llegan a medir alrededor de 20 metros de longitud y pesan hasta 40 toneladas. Recibe su denominación de ballena jorobada por la forma que arquea su espalda cuando salta fuera de la superficie del agua.
Existen actualmente sólo unos diez mil individuos de esta especie, distribuidos en algunas variedades por todo el globo terrestre. Normalmente habitan las frías aguas cercanas a la Antártida y se alimentan de pequeños peces e invertebrados, que filtran a través de placas que tienen en su boca.
Al llegar el mes de marzo, las jorobadas abandonan las aguas heladas del sur y viajan al norte, unas para encontrar pareja y aparearse; y otras a tener sus crías en estas aguas cálidas donde la temperatura promedio es de 21 grados Celsius (70 grados Fahrenheit).
Si estos mamíferos no nacieran en un clima templado morirían congelados debido a que nacen sin la gruesa capa de grasa que más adelante les permite sobrevivir en aguas polares y que desarrollan en mar ecuatoriano a partir de la leche que reciben de su madre.
Se sabe que existen variaciones físicas entre los individuos de una misma especie por lo que no existen dos individuos idénticos y llegan a vivir hasta 80 años.
Es conocida como una especie de ballena extremadamente activa y social, por lo que puede ser vista sola o en grupos de hasta 8 individuos.
Le encanta comunicarse a través de armoniosos sonidos bajo el agua para contactar con los de su especie, siendo la canción que entonan los machos para atraer a las hembras la más larga y compleja de todo el reino animal. Puede durar hasta una hora y alcanzar varias octavas.
Además de sus cánticos, la ballena jorobada también se expresa chapoteando en el agua con sus aletas pectorales, lo cual produce un sonido muy similar a un disparo que puede asustar a cualquiera que se encuentre cerca; sin embargo, no hay nada que temer ya que estos animales son totalmente inofensivos y jamás atacan a los humanos. Por el contrario, se muestran muy curiosos con respecto a nosotros, sobre todo las crías más jóvenes que suelen acercarse a muy pocos metros de los botes a observarnos.
Tiene una visión muy pobre, pero cuentan sentido auditivo que no sólo le sirve para comunicarse sino también para navegar, al igual que los delfines, usan su sonar biológico para determinar la distancia y la forma de los objetos que están a su paso, sobre todo en la noche.
De no ser así perderían la noción de a dónde se dirigen. Se piensa que su sentido auditivo es diez veces más agudo que el del hombre.