Es hora de nivelar la cancha
REDACCIÓN NOTI-AMÉRICA (ECUADOR)
El pasado 7 de junio inició la octava entrega de la Copa Mundial Femenina de la FIFA. Los partidos jugados hasta la fecha nos han demostrado que el futbol femenino puede ser tan competitivo, táctico, duro y emocionante como el futbol masculino. Sin embargo, esta Copa también nos recuerda que las mujeres aún enfrentan muchas barreras para hacerse un espacio en el mundo de los deportes y ganarse el trato igualitario que merecen.
La limitada cobertura televisiva de los partidos de esta Copa y la lucha que lidera la selección femenina de futbol de los Estados Unidos fuera de la cancha por obtener un salario igualitario a su contraparte masculina (vale la pena recalcar que es la selección femenina que más copas se ha llevado a casa y que, en su partido inaugural la semana pasada, logró la diferencia de goles más grande en la historia de las Copas –femenina y masculina) son claros ejemplos de estas barreras.
Pero la realidad es que las mujeres y niñas enfrentan barreras mucho antes de llegar al nivel profesional, por lo que muchas abandonan los deportes o ni siquiera llegan a interesarse en ellos. Un estudio en Estados Unidos encontró que a los 14 años, la tasa de abandono de la participación en deportes es dos veces más alta para las niñas que para los niños. ¿Por qué ocurre esto? Entre las barreras principales podemos nombrar: estereotipos de género que fomentan la subestimación de la rendición física de las niñas y mujeres y la sexualización de los cuerpos de las atletas; falta de acceso a las instalaciones deportivas y recreacionales que suelen ser dominadas por los hombres; percepción de inseguridad que sienten muchas mujeres y niñas en los espacios recreativos/deportivos por la falta de luz o por su lejanía; y falta de tiempo para practicar, debido a la sobrecarga de las mujeres y niñas en actividades de cuidado y quehaceres del hogar.
Enfrentar estas barreras es clave para cerrar las brechas de género dentro y fuera del deporte. De hecho, estudios demuestran que el deporte no solo es bueno para la salud física y mental, sino que además se ha encontrado que las niñas que juegan deportes tienen menos probabilidad de abandonar la escuela y suelen tener mejor rendimiento escolar y laboral una vez que entran al mercado de trabajo.
También hay evidencia de los efectos positivos de la participación en deportes por parte de estudiantes de secundaria en sus logros en ciencias y, posteriormente, en su participación laboral en ocupaciones tradicionalmente masculinas. Adicionalmente, el deporte competitivo y la actividad física regular brindan, a las mujeres y niñas, oportunidades para la autoexpresión, la autoestima, la socialización y el desarrollo de una identidad comunitaria. Todos estos beneficios pueden ayudar a empoderar a las mujeres y niñas, especialmente a las más vulnerables (pobres, rurales, con discapacidad, entre otras).
Entonces, ¿qué acciones podemos tomar para nivelar la cancha y fomentar una mayor participación femenina en los deportes?
- Romper estereotipos de género. Exponer a las niñas a diferentes disciplinas deportivas y a buenos modelos a seguir, tanto atletas como mujeres que se desempeñan en el mundo de los deportes, puede ayudar a que se entusiasmen a participar en actividades recreativas y deportivas, sobre todo en disciplinas consideradas como tradicionalmente masculinas.
- Construir infraestructura deportiva inclusiva, accesible y segura. Asegurar que los espacios recreativos y deportivos cuenten con acceso universal (tal como baños y cambiadores unisex) y estén localizados en áreas accesibles para todos y donde la gente se sienta segura (con buena iluminación, por ejemplo), puede hacer la diferencia entre la participación o no de las mujeres y niñas en los deportes.
- Desarrollar y financiar programas deportivos para niñas. Poner en marcha programas deportivos que también incluyen el desarrollo de habilidades socioemocionales, tal como el programa Niñas viviendo con altura, es cada vez más frecuente tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Estos programas ayudan a promover la participación de las niñas en los deportes, empoderándolas al mismo tiempo.
Es evidente que la participación de las mujeres y niñas en los deportes tiene efectos positivos para ellas en diversas dimensiones— logro educativo, salud y rendimiento laboral—que podrían contribuir a cerrar las brechas de género mucho más rápido. Por eso es necesario tomar acciones proactivas que faciliten y promuevan el interés de las niñas y mujeres en esta área, tanto a nivel recreativo como profesional. Es hora de ponernos la camiseta y promover la igualdad de género en los deportes para que no tengamos que esperar una Copa más para que las atletas reciban el reconocimiento que se merecen.
Fuente: BID