Escasez, hiperinflación y también deuda. Son muchos los factores en la crisis económica de Venezuela. Y la deuda no sólo afecta al presente sino también al futuro.
Venezuela lleva años de descenso dramático de su Producto Interno Bruto (PIB), en hiperinflación desde noviembre de 2017 y sufre también las sanciones internacionales contra el gobierno de Nicolás Maduro, especialmente las impuestas por Estados Unidos, que dificultan aún más su financiación.
Y este año cayó también en lo que los economistas denominan default, el impago de deudas ya vencidas. Maduro lo atribuyó en noviembre de 2017 al intento de Estados Unidos de «asfixiar a Venezuela». Sea como sea, la deuda se ha convertido en otro problema en el endiablado rompecabezas de la economía venezolana.
¿Cuánto debe Venezuela?
Es difícil saberlo con exactitud porque, al contrario de lo que sucede en otros países, las autoridades no dan información. La falta de datos económicos oficiales obliga a conformarse con las estimaciones de los analistas de instituciones internacionales y consultoras privadas. Los medios gubernamentales aseguraron hace un año que Caracas había pagado puntualmente desde 2013 hasta US$70.000 millones a sus acreedores, lo que interpretaban como una prueba de su solvencia.
Luis Vicente León, economista y director de la firma demoscópica Datanálisis, señala en conversación con BBC Mundo que se puede hacer un cálculo de la deuda externa en bonos soberanos emitidos por el Estado y por PDVSA, la petrolera estatal, ya que estos cotizan en la bolsa y se registran en Estados Unidos.
«La suma de los títulos de deuda del Estado y de PDVSA estaría en torno a los US$125.000 millones», calcula.
A eso hay que sumar la deuda bilateral, contraída sobre todo con China y, en menor medida, con Rusia, y lo que se debe al Banco Mundial y otros organismos multilaterales. Por último, hay obligaciones pendientes con compañías privadas y proveedores, como las que llevaron a muchas aerolíneas a abandonar el país ante los incumplimientos del gobierno.
El resultado total es imposible de precisar, pero la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calculó en 2015 que la deuda externa bruta ascendía a US$139.000 millones. León cree que en 2018 «solo en deuda soberana hay unos US$175.000 millones».
¿Y eso es mucho?
Un indicador que se suele utilizar es el del porcentaje de su PIB anual que supone su deuda. En el caso de de Venezuela, de nuevo nos topamos con la falta de información y la dificultad de calcular su PIB debido a que la hiperinflación deprecia día a día el dinero. Los cálculos de los expertos oscilan mucho.
El economista Óscar Javier Forero, del Centro Internacional Miranda, dijo a BBC Mundo que cree que la deuda de Venezuela ronda el 40% de su PIB anual. León dice que «supera el 100% sin ninguna duda».
En cualquier caso, para valorar la viabilidad de la deuda de un país es preciso analizar el cuadro general de su economía (si es estable políticamente, su disponibilidad de recursos naturales, la productividad de su mano de obra, la calidad de sus infraestructuras, sus reservas internacionales, etc.)
Maduro suele decir que Estados Unidos es un país hiperendeudado, y tiene razón, pero los sólidos fundamentos de su economía y el liderazgo global del dólar hacen que casi nadie en los mercados dude de su solvencia.
León propone para el caso venezolano fijarse en el porcentaje de la deuda per cápita en relación con el PIB per cápita, es decir, la proporción de la deuda que correspondería a cada venezolano en relación con la parte que le correspondería de los bienes y servicios producidos en el país en el año. Así mirada, dice León, «Venezuela tiene la deuda más alta de América Latina».
¿A quién le debe dinero Venezuela?
China ha sido el gran prestamista. Según el Centro para los Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington (CSIS, por sus siglas en inglés), Venezuela ha sido con unos US$62.000 el principal receptor de fondos chinos de América Latina.
Aunque, según Pedro Palma, director de la consultora Ecoanalítica, «el gran socio internacional lleva ya tiempo sin desembolsar préstamos a Venezuela». Poco después de que Maduro viajará en septiembre a Pekín, Caracas anunció que se le había concedido un crédito de US$5.000 millones, pero Pekín no lo confirmó.
Hasta ahora, Venezuela pagaba gran parte de la deuda enviando petróleo al gigante asiático. Según los pronósticos de Ecoanalítica, la caída de la producción petrolera, y con ella de los ingresos en divisas, podría forzar al gobierno venezolano a incurrir en default (cesación de pagos) también con el que hasta ahora había sido su gran valedor.
La otra gran fuente de financiación ha sido Wall Street. Aunque Maduro acostumbra a culpar al «imperialismo» estadounidense de la «guerra económica» contra su país, la banca de Estados Unidos ha sido la que en mayor medida ha adquirido los títulos de deuda de Venezuela. Goldman Sachs, Blackrock y otros colosos de la banca de inversión figuran ahora en la lista de acreedores que esperan una solución.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
Luis Vicente León afirma que fue en la época de Hugo Chávez cuando se disparó la deuda, tradicionalmente en niveles bajos. «Él emitió 14 de los 15 bonos vigentes».
El endeudamiento se hizo insostenible cuando, a partir de 2012, Venezuela entró en recesión, poco después los precios internacionales del petróleo se desplomaron y PDVSA se mostró incapaz de corregir la fuerte caída de su producción, hoy en sus niveles más bajos en 50 años, según el CSIS. En 2018 Venezuela comenzó a dejar de pagar.
Mitu Gulati, profesor de Derecho en la Universidad de Duke, explica que «la mayoría de los bonos emitidos por el Estado venezolano y PDVSA en los mercados internacionales han caído ya en default».
Según Ecoanalítica, los impagos ascienden ya a US$6.900 millones. Esto ha llevado ya a acciones legales de los acreedores y este verano un juez de Delaware, en Estados Unidos, autorizó que una compañía minera canadiense se hiciera con activos de Citgo, la filial de PDVSA en territorio estadounidense, para compensar las obligaciones incumplidas por su matriz.
Los expertos vaticinan que otros seguirán su ejemplo. «El problema se va a agravar a medida que se acumulen los incumplimientos y tendrá consecuencias dramáticas» pronostica Palma. Forero, del Centro Internacional Miranda, cree que «no quedará más remedio que vender activos en el exterior», como Citgo.
¿Podrá entonces Venezuela pagar?
Los especialistas consultados lo tienen claro: no.
Al menos no en las cantidades y plazos actuales. León cree que «una quita es inevitable y la única solución es una reestructuración o un refinanciamiento de la deuda». Eso implicaría acordar una reducción de las cantidades y un aumento de los plazos de pago.
Forero sostiene que un plan de viabilidad del país requerirá además de una cuantiosa ayuda financiera internacional, al estilo de las que recibieron Grecia o Argentina, algo que últimamente también plantea la oposición. «Harán falta entre US$100.000 y 200.000 millones», calcula.
Maduro anunció varias veces una reestructuración, pero, como otras de sus medidas para frenar la crisis, eso no se ha concretado y no es algo que el presidente pueda hacer unilateralmente sin consecuencias. Mientras, relata Forero, «Venezuela paga ya las tasas de interés más altas del mundo para colocar su deuda» por la desconfianza de los inversores internacionales.
Además, las sanciones decretadas por el gobierno de Donald Trump por considerar que el gobierno de Maduro es una «dictadura» hacen todavía más difícil para Caracas negociar sus títulos nuevos y prohíben la renegociación de los que emitió en el pasado y ahora en poder de tenedores estadounidenses.
León lo explica con una metáfora médica. «Esto es como una enfermedad. Hasta ahora nos ha dolido mucho, pero aún no hemos pasado el dolor de la operación, ni el pos operatorio. Habrá que pasarlos, y que pagarlos».