SOLO LA MITAD DE LOS PACIENTES TOMA BIEN SUS MEDICINAS
REDACCIÓN NOTI-AMÉRICA (ECUADOR)
¿Has interrumpido o alterado un tratamiento médico, ya sea porque olvidaste tomar los medicamentos requeridos, en las dosis y a las horas estipuladas, o porque consideraste que ya no debías continuarlo? Muchos hemos pasado por esto alguna vez. A veces, las indicaciones médicas son complejas o confusas, nos olvidamos de apegarnos a ellas, nos automedicamos, o subestimamos la importancia de tomar nuestros medicamentos adecuadamente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mitad de quienes tienen acceso a medicinas consideradas esenciales las consume incorrectamente.
Estos comportamientos pueden arriesgar la eficacia de un tratamiento. Esto se debe a que la adherencia terapéutica, es decir, el grado en que un paciente adopta las recomendaciones del médico, incluye no solo la ingesta de medicamentos, sino también el régimen alimentario y otras prácticas relacionadas con el estilo de vida para mejorar la salud. Por ello, el éxito de un tratamiento depende en buena medida de esa adherencia, especialmente con enfermedades de larga duración.
El costo de no seguir el tratamiento adecuado
La mitad de las personas diagnosticadas con al menos una dolencia crónica suspende sus tratamientos antes de que concluyan y una de cada diez hospitalizaciones de adultos mayores se debe a la no adherencia a la terapia farmacológica. Diversos estudios sostienen que detrás puede haber múltiples causas, como el costo de los medicamentos y las dificultades de acceso a ellos, los fallos en las redes de suministro, la complejidad y duración de las terapias, el temor a los efectos secundarios o las expectativas incumplidas de cura inmediata.
Las dificultades económicas no son un tema menor. De acuerdo a datos disponibles para los países de la OCDE, el gasto farmacéutico representa aproximadamente el 20% del gasto total en salud. En los hogares de los países desarrollados, el gasto en productos farmacéuticos representa el principal rubro de los gastos de bolsillo, junto con el pago por atención ambulatoria. En el contexto del envejecimiento progresivo de la población y el aumento en las enfermedades crónicas, estos gastos se acrecientan debido a la demanda de medicamentos para tratar patologías como la hipertensión, la diabetes o la depresión.
Proteger la salud mental
Un área donde hay que poner especial cuidado en seguir el tratamiento adecuado es en la salud mental. Según la OMS, el número de personas con depresión o ansiedad, las enfermedades mentales más comunes del mundo, aumentó de 416 millones a 615 millones entre 1990 y 2013. Esta cifra podría seguir aumentando debido a las múltiples emergencias humanitarias a nivel global, que generan depresión y ansiedad en 1 de cada 5 personas.
Debido a la complejidad de los trastornos mentales y a los estigmas que pesan sobre ellos, pueden ser difíciles de diagnosticar y de tratar adecuadamente. De acuerdo al National Institute of Mental Health (Instituto Nacional de Salud Mental), solo la mitad de los pacientes con enfermedades mentales recibe un tratamiento adecuado. La baja adherencia terapéutica en estos desórdenes evidencia la vulnerabilidad de los pacientes. Una encuesta telefónica en Francia encontró que 15% de ellos admitió finalizar su tratamiento antes de lo indicado y 22% redujo la dosis prescrita.
Aunque nuevamente el factor costo juega en contra, los beneficios de invertir en los tratamientos adecuados son significativamente mayores. Por ejemplo, se estima que en Estados Unidos cada dólar invertido en el tratamiento para la depresión y ansiedad rinde 4 dólares americanos en ganancias en salud y capacidad de trabajo. En México, la tasa de retorno en beneficios económicos y de salud por cada peso invertido sería de 3.3 a 5.7.
Mejorar la adherencia terapéutica
Analizar de manera rigurosa los modelos de atención al paciente para valorar si son realmente efectivos y considerar las diferentes causas de adhesión y deserción en grupos específicos permitirán mejorar la calidad de las respuestas ofrecidas por los sistemas sanitarios.
Por ejemplo, estos 5 factores podrían contribuir a una mejor adherencia terapéutica:
1. Comodidad y frecuencia: una dosis semanal podría resultar más cómoda que una diaria. Asimismo, dar a los pacientes el control para decidir si quieren tomar una dosis diaria o tres podría marcar la diferencia. El acceso físico importa; si el tratamiento puede realizarse en casa, ¡mucho mejor!
2. Información y educación: los pacientes que reciben mensajes claros y específicos sobre el tratamiento, reciben apoyo y asesoramiento y se sienten cómodos para hacer preguntas podrían confiar más y, por lo tanto, adherir mejor al tratamiento.
3. Tipos de medicamento: cada vez hay más información sobre los efectos secundarios y las propiedades de los medicamentos. La transparencia y los esfuerzos por reducir los efectos dañinos son clave para motivar a los pacientes.
4. Mejorar la calidad de la atención primaria: que el médico haga el seguimiento correspondiente, esté disponible para contestar inquietudes, se interese por el paciente y monitoree su progreso tiene un claro impacto.
5. Innovación: en la era de la salud digital, surgen otras terapias, tratamientos, y nuevas respuestas. Las aplicaciones móviles como complemento presentan múltiples oportunidades, como costos reducidos de seguimiento, disponibilidad para consultas 24/7, conveniencia y almacenamiento de información en un solo lugar, y disminución del estigma para algunos pacientes. Además, pueden generar beneficios concretos e inmediatos, como recordar a los pacientes que ha llegado la hora de tomar un medicamento o de acudir a una cita médica.
Fuente: Patricia Jara. Especialista líder de la División de salud y protección social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).