El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe estará marcado por dos grandes tendencias: el tsunami tecnológico y el envejecimiento de la población
REDACCIÓN NOTI-AMÉRICA (ECUADOR)
¿Desaparecerán nuestros trabajos ante la llegada de los robots? ¿Qué deberían estudiar los jóvenes hoy para tener éxito en el mercado laboral del mañana? ¿Cómo cambiará esta transformación tecnológica la forma en que trabajamos? ¿Ayudará a combatir el grave problema de la informalidad o, por el contrario, hará que empeore? A medida que crece el protagonismo de la cuarta revolución industrial, el debate sobre cómo será el mercado de trabajo en unos años se intensifica y la incertidumbre se multiplica.
En la publicación de la serie El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe, se busca agregar nuevos datos que permitan reflexionar sobre cómo la región puede aprovechar las oportunidades y minimizar los riesgos que se plantean alrededor de este tema.
Como se señala, el futuro del trabajo estará marcado por dos grandes tendencias: el tsunami tecnológico y el envejecimiento poblacional, ya que, aunque existe el mito que América Latina y el Caribe es una región joven, la realidad es que su población está envejeciendo más rápido que en el resto del mundo.
Ambas tendencias tienen una naturaleza positiva (nos dan la posibilidad de vivir más años, abandonar los trabajos más repetitivos y aumentar nuestra calidad de vida) y presentan una gran oportunidad para la región. Ahora bien, para aprovecharla, debemos actuar. Los desafíos son numerosos.
Pese a que los adelantos tecnológicos se propagan ahora a más velocidad que en el pasado, a América Latina y el Caribe llegan más despacio debido a que la región cuenta con barreras que le dificultan la absorción de estas innovaciones. Por otra parte, la cuarta revolución industrial tiene el potencial de destruir empleo en algunas industrias y ocupaciones, así como de aumentar las desigualdades.
Además, la tecnología está creando nuevas formas de relaciones laborales que pueden conducir a la precarización. Unidas al envejecimiento de la población, estas modalidades de empleo, posibilitadas por el éxito de la economía gig, ponen en riesgo el estado de bienestar tal y como lo conocemos hoy.
En cualquier caso, el futuro del trabajo no es un escenario predefinido, sino una realidad en construcción. Cómo sea el mercado laboral del mañana en nuestra región dependerá, en realidad, de cómo actuemos a todos los niveles: los estados, las empresas, los trabajadores.
Fuente: BID