GUAYAQUIL DISTRITO METROPOLITANO
REDACCIÓN NOTI-AMÉRICA (ECUADOR)
Por: la Economista Cecilia Calderon
Las campañas electorales deben ser los espacios de discusión de las alternativas de solución que se plantean frente a las grandes angustias y carencias que siente el pueblo en el país, las provincias y las ciudades y no la arena donde miden fuerzas gladiadores que se agreden.
La campaña electoral se ha iniciado y los ciudadanos y ciudadanas estamos ávidos de escuchar a los candidatos y analizar sus propuestas y proyectos de cambio para lograr “el buen vivir” e implementar los nuevos principios y normas que establece la Constitución de Montecristi, para lograr una sociedad más justa, digna y solidaria.
Una propuesta que debe ser discutida con las candidatas y candidatos a Alcaldes y a concejales, es la de convertir a Guayaquil en Distrito Metropolitano, como lo facultan los art. 238, 239, 240, 241,242, 243, 247, 266 de la Constitución, pues en nuestra ciudad, habita más del 7% de la población total del país. En mi criterio, Guayaquil debe empoderarse de estas normas que le permitirían tener un enorme ámbito de competencias autónomas y la posibilidad de planificar eficaz y eficientemente su desarrollo en el largo plazo.
Según la nueva Constitución, el Distrito Metropolitano tiene un rango político y administrativo especial y superior al del cantón, que le autoriza ser parte del Consejo Territorial que preside el Presidente de la República, desde el cual se planificará el desarrollo nacional, regionalmente equilibrado; el Distrito Metropolitano tiene derecho a tener las competencias autónomas de una región, de una provincia y de un cantón al mismo tiempo; el Distrito Metropolitano, puede aglutinar dos o más cantones con los cuales exista una afinidad histórica, cultural, ecológica; el Distrito Metropolitano puede complementar el territorio de un cantón en aras de lograr un desarrollo socialmente equitativo, ambientalmente sustentable, democráticamente participativo; el distrito metropolitano tiene facultades legislativas en el ámbito de sus competencias en todo su territorio.
Con el antecedente expuesto, GUAYAQUIL DISTRITO METROPOLITANO, debería ser la consigna de todos los candidatos locales pues, luego de ganar las elecciones y convertirse en Alcalde o Alcadesa, impulsarían esta idea y así tendrían más y mejores herramientas para servir a la comunidad guayaquileña, ampliar y mejorar la gestión de sus competencias, planificar de mejor manera su desarrollo y lograr el bienestar de todos sus habitantes.
Con los límites y población actuales, Guayaquil podría ser Distrito Metropolitano pero, para cumplir objetivos de desarrollo y bienestar a largo plazo, el Guayaquil Metropolitano, debería comprender la superficie del actual cantón Guayaquil y además, la de los cantones Samborondón, Durán y Playas. Este amplio, diverso y rico territorio, que comprende zonas de playas, riberas de los ríos que forman la cuenca del Guayas, zonas de producción agrícola, pesquera, industrial, mineral, zonas de expansión urbana, será esencial para la planificación de nuestro futuro pues permitirá un uso adecuado de suelo y de espacios en virtud de los objetivos que localmente establezcamos de manera autónomo y participativa los habitantes.
Históricamente, los cantones Samborondón, Durán y Playas fueron parroquias de Guayaquil que buscaron su independencia, por el total abandono, rezago y exclusión que les impuso una administración municipal centralista, miope y autoritaria. El distrito metropolitano presupone un nuevo modelo de gestión de administración: descentralizada, desconcentrada y participativa, bajo principios de equidad interterritorial, subsidiariedad, integración, de tal manera que cada cantón que integra el distrito, mantendría una estructura administrativa y política propia.
Bajo esta nueva forma de organización y administración territorial, Guayaquil Metropolitano tendría, entre otras las siguientes competencias exclusivas: planificar el desarrollo del distrito, establecer los planes de ordenamiento territorial, asumir algunas de las competencias que hoy tiene CEDEGE para el manejo de los recursos hídricos de la cuenca del Guayas, controlar el tránsito y el transporte de la totalidad del distrito, planificar, construir y mantener el sistema vial, determinar las políticas de investigación e innovación del conocimiento, desarrollo y transferencia de tecnologías, fomentar las actividades productivas, fomentar la seguridad alimentaria, otorgar personalidad jurídica, registrar y controlar las organizaciones sociales, regular y controlar el uso de las playas de mar, riberas y lechos de ríos, regular y controlar la explotación de materiales áridos y pétreos, constituir empresas públicas para la gestión e sectores estratégicos, prestación de servicios públicos, aprovechamiento de recursos naturales o de bienes públicos, gestionar la cooperación internacional para el cumplimiento de sus competencias, la gestión ambiental.
Además, como distrito metropolitano, será parte del Sistema Nacional de Inclusión y Equidad Social, para asegurar a los habitantes de este gran Guayaquil, el ejercicio de sus derechos, especialmente en los ámbitos de la educación, salud, cultura, deporte, hábitat, vivienda, disfrute del tiempo libre, protección integral de la niñez y adolescencia, protección integral de las personas de la tercera edad y con discapacidad e implementar políticas públicas para que la familia cumpla el objetivo dispuesto en la Constitución.
La unidad que planteamos de estos cantones en un Distrito Metropolitano de Guayaquil, no es descabellada puesto que hoy, la mayoría de personas que vive en Samborondón y Durán, vienen todos los días a Guayaquil a realizar tareas familiares, domésticas, laborales, educativas, comerciales, profesionales, sociales, recreacionales. La realidad del aumento poblacional de la ciudad y la necesidad de soluciones a complejos problemas de hábitat de Guayaquil y los cantones vecinos, avalan la necesidad de que los guayaquileños analicemos esta propuesta.