FAO. América Latina y el Caribe, región agrícola exportadora neta más grande del mundo
REDACCIÓN NOTI-AMÉRICA (ECUADOR)
América Latina y el Caribe (ALC) han experimentado cambios estructurales significativos durante las últimas cuatro décadas. Para el sector agrícola, muchas de las reformas a las políticas macroeconómicas iniciaron a mediados de los 80. Los cambios en las políticas agrícolas locales y regionales, las reducciones en la asistencia a los bienes comerciales no agrícolas y la evolución de los sistemas de investigación y desarrollo (I&D) han contribuido significativamente a los rendimientos agrícolas y al crecimiento económico.
El aumento global de los precios de los bienes que inició a mediados del 2000, también jugó un rol importante. La región produce y exporta una diversa gama de bienes agrícolas y al momento, es la región exportadora neta más grande del mundo (FAO, 2015). Los estimados de crecimiento poblacional indican que la producción agrícola (agregada) tendrá que incrementar en un 60% hasta el 2050 para poder satisfacer la demanda global esperada de alimentos, fibras y combustibles (Alexandratos y Bruinsma, 2012; Naciones Unidas, 2015).
Las proyecciones de la Iniciativa Global de Cosecha (2015) (GHI, por sus siglas en inglés) sugieren que si ALC mantiene la tasa actual de crecimiento de su productividad agrícola, será capaz de sobrepasar de manera eficiente (117 por ciento), la demanda proyectada de alimentos y otros productos agrícolas dentro de la región hasta el 2030. Dada su abundancia en recursos tales como agua fresca, tierra y hábitats naturales, ALC está bien posicionada para ser un actor clave de los desafíos de producción agrícola y alimentaria que se avizoran (Chaherli y Nash, 2013; Zeigler y Truitt Nakata, 2014; Flachsbarth et al, 2015).
Si se considera el rol de la innovación para el desarrollo económico y social, una mejor comprensión de los determinantes del crecimiento sostenible de la productividad agrícola continúa siendo un tema crucial de interés para los investigadores, profesionales y hacedores de las políticas públicas.
En el caso de ALC, Nin-Pratt et al. (2015) muestran que a pesar de que la productividad agrícola regional ha incrementado en un 45 por ciento entre 1985 y 2012, existe una heterogeneidad sustancial en la tasa de crecimiento de la productividad agrícola entre los países de la región (Gráfico 1).
Adicionalmente, los autores sugieren que estas diferencias en el crecimiento de la productividad podrían explicarse debido a cambios técnicos y disponibilidad de recursos, particularmente por la adopción de tecnologías que ahorran trabajo en quienes muestran “el mejor desempeño en el crecimiento de la PTF” (Productividad Total de los Factores ), los cuales son, en su mayoría, países con abundante tierra en zonas agroecológicas temperadas.
Con frecuencia, los gobiernos de ALC carecen de los recursos financieros y/o técnicos que se requieren para la implementación sostenible de prácticas y programas basados en la evidencia. Por ejemplo, a pesar de su aparente importancia, poco se ha examinado acerca de los efectos del nivel y composición del gasto público en agricultura — entre subsidios privados y bienes públicos— sobre el desarrollo agrícola y rural en ALC (López y Galinato, 2007).
Este estudio forma parte de un proyecto más amplio llevado a cabo por la División de Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Manejo de Riesgos y Desastres (RND) del Sector de Infraestructura y Medio Ambiente (INE) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).