Desafíos y soluciones para mejorar el financiamiento a las mipymes durante la pandemia
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Con un panorama incierto sobre la evolución de la pandemia y sus impactos, no sabemos cuántas mipymes sobrevivirán al embate del COVID-19. Lo que sí sabemos es cómo impulsar políticas públicas y mecanismos para ayudar a estas empresas a mejorar su situación financiera, mantenerse en el mercado y crecer en el corto y mediano plazo.
Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) le dan vida a las economías de América Latina y el Caribe (ALC). Representan 99,5% de todas las empresas de la región y 60% de la población ocupada y son responsables por el 25% del producto interno bruto (PIB) regional, según datos de la OECD. Todos conocemos a alguien que es propietario de una de estas empresas, que forman parte de nuestra cotidianeidad como latinoamericanos. Muchas veces nuestra relación con estas microempresas se basa en la confianza y la cercanía física, lo que las hace la solución más asequible para satisfacer nuestras necesidades de consumo.
A pesar de su importancia económica y social, a las mipymes les resulta difícil acceder a financiamiento. De forma agregada, la brecha entre la demanda y la oferta de crédito para mipymes en ALC llega a ser de US$1,8 mil millones, equivalentes al 41% del PIB regional, de acuerdo al SME Finance Forum. Además, datos del 2019 indican que aproximadamente el 47% de las pequeñas empresas (5 a 19 trabajadores) en el sector formal, no tienen un préstamo bancario o una línea de crédito. Si la empresa es propiedad de una mujer, este número llega a más del 50%.
La situación no deja de ser llamativa cuando miramos las cifras de los bancos locales en la región y encontramos que, en el agregado, los sistemas financieros cuentan con mucha liquidez y solvencia, pero son poco profundos. Típicamente, para medir este último concepto se utiliza la razón del crédito interno al sector privado en relación con el PIB, que es una medida de la capacidad del sector financiero para financiar la actividad del sector real. Como referencia, el número de Estados Unidos es 198,9%, mientras que el promedio para ALC es de 47,4%. Es decir, nuestro nivel de crédito al sector privado es una cuarta parte del de los Estados Unidos.
Barreras estructurales al financiamiento
Las mipymes tienen varias características que impiden su acceso al financiamiento en la región. Entre las principales barreras identificadas se encuentran la informalidad, la falta de un inmueble físico o una garantía de compromiso, la falta de una empresa solidaria o garante, la baja formalización de la empresa y las bajas calificaciones crediticias. Asimismo, estas barreras se ven exacerbadas por la inexistencia o inadecuación de leyes sobre garantías móviles, la falta de un registro de garantías y la falta de fondos de garantía.
Muchas de estas barreras pueden ser superadas con medidas de política pública por parte de los gobiernos de la región. Por ejemplo, la falta de garantías se puede solventar con la creación de fondos de garantías que les permitan a las empresas tener colateral suficiente y respaldado para solicitar un crédito. Lo anterior obviamente conlleva algún nivel de costo fiscal, que se compensa con el incremento en el desarrollo productivo del país. El BID ha apoyado a muchos de los gobiernos de la región con programas de financiamiento para mipymes, la creación de fondos de garantía, entre muchos otros instrumentos, no solo en la pandemia, sino desde mucho antes.
Otras respuestas vienen del mercado. Por ejemplo, las Fintech han venido financiando de manera incremental a las mipymes de la región. El primer informe de evaluación comparativa del mercado global de finanzas alternativas de la Universidad de Cambridge, respaldado por el BID, muestra cómo de un total de US$1.800 millones, el 60% se destinó a financiar más de 217.000 proyectos de empresas, casi todas mipymes. Asimismo, varias entidades financieras de la región han venido también incrementando su apoyo a las mipymes.
Medidas de emergencia para apoyar las mipymes ante el COVID-19
Al momento de escribir este artículo, hay 1,9 millones de casos acumulados de contagios y más de 74.000 muertes por la pandemia de COVID-19 en ALC. La situación ya complicada para las mipymes en materia de financiamiento, ha empeorado como resultado de los efectos económicos y sociales de la pandemia. Las medidas tomadas por los países en medio de la emergencia sanitaria incluyen la cuarentena obligatoria y la restricción a la circulación, por lo que los pequeños negocios dejaron de ser parte de la cotidianeidad y pasaron a la excepcionalidad. Muchos de ellos han permanecido cerrados por meses y por lo tanto han dejado de facturar, sus flujos de caja se han visto afectados, y con ello, el empleo y los salarios de millones de familias en la región.
Los gobiernos también han tomado medidas para mitigar los efectos de los efectos de la pandemia para las mipymes, como las moratorias y postergación de pagos para créditos, los subsidios directos a empresas y empleados, entre otras muchas. No está claro cuántas de las mipymes sobrevivirán el embate sin piedad del COVID-19, dado que es aún incierto el período de tiempo en el que la enfermedad dejará de tener consecuencias económicas. ¿Qué hacer ante esta situación?
Para las mipymes, especialmente las de sectores no esenciales, que antes de la pandemia tenían unos estados financieros saludables, y cuyos negocios podrían sobrevivir una vez termine la misma, se deben crear mecanismos financieros que les permitan sobrevivir el período con ingresos reducidos. Por ejemplo, se podrían crear mecanismos de créditos “puente” con tasas subsidiadas y a plazos largos, así como instrumentos más creativos como la utilización de garantías mobiliarias o líneas que utilicen la recompra de activos de las mipymes como garantía para poder obtener crédito.
También resulta importante crear mecanismos que permitan a aquellas empresas viables reestructurar su deuda o acceder a capital para reactivar sus negocios. En este sentido, resulta vital que se revisen los marcos normativos y la capacidad institucional de los países de nuestra región para llevar a cabo procesos de reorganización (reestructuración) y resolución (liquidación judicial) de las empresas. Esto permitirá una transición o una salida ordenada del mercado a aquellas empresas que definitivamente no logren sobrevivir al COVID-19.
De la misma manera, los programas de apoyo a la digitalización son otras políticas que se empezaron a implementar y serán cada vez más importantes para ayudar a las mipymes a mantenerse en el mercado, a mejorar su situación financiera y a crecer de manera sostenible en el corto y mediano plazo.
Creemos firmemente en que hay que apoyar a las mipymes en esta coyuntura. Muchas de las ideas planteadas en este blog son analizadas y expandidas en una reciente publicación “Instrumentos de financiamiento para las micro, pequeñas y medianas empresas en América Latina y el Caribe durante el COVID-19”, que busca ser la base para una discusión sobre qué hacer en el contexto de la pandemia. El BID esta trabajando con los gobiernos en la región para proteger el tejido productivo y social de nuestro territorio representados por las micro, pequeñas y medianas empresas.
Fuente: Blog del BID