Combatir la anemia, el enemigo silencioso: lecciones del rol de los promotores de salud para el COVID-19
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
La anemia representa un peligro latente para el desarrollo de bebes y niños pequeños. ¿La buena noticia? Existe un tratamiento efectivo. ¿El desafío? Que este llegue a quienes lo necesitan. En la actualidad, muchos niños sufren carencias de salud debido a la pandemia, ¿qué podemos aprender de esta experiencia para hacer llegar los servicios?
La anemia es un real enemigo silencioso. Si bien puede no detectarse con síntomas a simple vista, en el embarazo puede generar retrasos en el crecimiento, defectos cerebrales y espinales, disminución del rendimiento cognitivo y hasta ceguera. Los bebés y niños pequeños con este tipo de anemia son más propensos a presentar déficit de atención, coordinación motora reducida y dificultades de lenguaje. Las consecuencias también se ven en la escuela, ya que cuando llegan a la edad de ir al colegio ven disminuida su participación escolar.
La buena noticia, es que existe una forma efectiva de reducir la anemia infantil. Consiste en agregar a las comidas micronutrientes en polvo, con alto contenido de vitaminas y minerales. El tratamiento dura dos meses y se repite a las 6, 12 y 18 meses de edad. Sin embargo, un tratamiento que a la vista parece relativamente sencillo, plantea algunos desafíos. Primero, cómo hacerles llegar los micronutrientes a los infantes que lo necesitan. Segundo, como lograr que sus cuidadores les provean estos micronutrientes sin interrupción durante 60 días.
A este reto se enfrentaron las autoridades sanitarias de El Salvador, donde en las zonas más pobres la anemia afecta a prácticamente la mitad de los niños menores de 2 años. Aquí el Ministerio de salud de El Salvador, con el apoyo de la Iniciativa Salud Mesoamérica, un proyecto del Banco Interamericano de Desarrollo y de otros organismos públicos y privados, puso en marcha el Listado Integral del Niño. Este, hace un seguimiento personalizado de más de 6.200 niños, que vienen a representar el 82% de los menores con edades comprendidas entre los 6 y los 23 meses de edad de las áreas más pobres del país.
225 promotores de salud recorrieron los catorce barrios y municipios más pobres de El Salvador con el “Listado Integral del Niño”. Heidi Morales, la doctora que dirige la unidad comunitaria de salud infantil de San Cristóbal con 231 familias y 53 niños menores de tres años, explica que:
“el Listado Integral del Niño es como un mapa de los niños de un municipio, donde todos los menores de cinco años se encuentran en una lista. Esto nos permite situar y hacer un seguimiento personalizado de si se les han entregado los micronutrientes y los antiparasitarios y de si se han producido casos de diarrea. Nos permite darle seguimiento a todos los niños desde su nacimiento hasta que cumplen los cinco años”.
Roxana del Carmen Hernández, otra promotora de la comunidad de San José, asegura que lo más complicado del tratamiento con micronutrientes fue convencer a las madres de la importancia de su consumo. Sin embargo, esta dificultad decae cuando las madres ven los primeros resultados. Asegura que:
“Todas las madres de mi comunidad están muy comprometidas con dárselos a sus hijos. Desde hace ya un par de años no he visto ningún niño con peso bajo o con problemas nutricionales. Además, gracias al listado integral, tengo a todos los niños controlados; sé cuántos sobres han tomado y cuándo les toca la próxima entrega”
Josué Bengamín López, el promotor de salud de San Antonio Mazahuate, que asegura que “este método nos ha cambiado la forma de trabajar. Ahora llevo un control ordenado de las familias que tengo que visitar o de cuándo debo entregar los sobres; puedo verificar si los niños los consumen y anotar si tienen enfermedades”. Y Rosa, la madre de Axel, concluye: “desde que le doy los micronutrientes solo he visto beneficios”.
Con estos micronutrientes, muchos más niños de Centroamérica y, en este caso, de El Salvador tendrán un mejor inicio de vida. Ellos, como sus pares en otras comunidades, podrán ser saludables desde el principio y estarán listos para desarrollarse en otros ámbitos sin preocuparse por el enemigo silencioso.
Esta experiencias nos deja aprendizajes valiosos para atender las necesidades infantiles no solo de nutrición sino tambien del continuo de atención en la emergencia actual. La pandemia de COVID-19 está poniendo presión para que los países busquen estrategias innovadoras que puedan permitirles continuar brindando los servicios en un contexto de emergencia. Países como El Salvador cuentan con dificultades de insumos, de equipos de protección personal que afectan y ponen en riesgo el trabajo en campo de los promotores. Por lo tanto, El Salvador, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, tiene previsto desarrollar la aplicación de la Telemedicina para que los Equipos Comunitarios de Salud Familiar puedan dar seguimiento a las familias que se encuentran en situación de riesgo como lo son embarazadas, niños con desnutrición, ente otros. Esto permitirá que los promotores continúen brindando, de forma remota, asesoría a las familias en el cuidado y seguimiento de los niños.
Fuente: BID