Se acerca la final del Premio Latinoamericano de Arquitectura Rogelio Salmona
NOTI-AMERICA | COLOMBIA
El próximo 24 de octubre, en el auditorio de la Biblioteca Pública Virgilio Barco, se conocerán las obras ganadoras del Premio Latinoamericano de Arquitectura Rogelio Salmona, se lanzará el libro y abrirá la exposición que reúne las 26 obras más representativas de las 47 participantes.
Ganadores
La ceremonia, en la cual se conocerán los ganadores de las categorías Colombia y Latinoamérica, estará presidida por Ma. Elvira Madriñán Saa, presidenta de la Junta Directiva de la Fundación Rogelio Salmona e impulsora del legado del arquitecto Rogelio Salmona en Latinoamérica y el mundo, y los reconocidos arquitectos que hacen parte del jurado: Sol Camacho (Brasil – México); Mauricio Rocha Iturbide (México); Nicolás Campodonico (Argentina) y Carlos Campuzano (Colombia).
“Los asistentes podrán disfrutar de la exposición que visibilizará los ejemplos de arquitectura realizada en Latinoamérica que han contribuido a la consolidación de ciudades más democráticas y, a través de ellos, se destaca el legado de Rogelio Salmona, cuya obra inspiró el Premio. En el evento, además, estará disponible el libro que se convierte en la memoria de este cuarto ciclo, donde se podrá tener información detallada de las obras participantes”, asegura María Elvira Madriñán Saa, presidenta de la Junta Directiva de la Fundación Rogelio Salmona.
Un premio multicultural y lleno de riqueza
Ser un premio latinoamericano, reviste una importancia de primer nivel, si se tiene en cuenta que: permite apreciar toda la riqueza del ingenio de los arquitectos, que lleva a pensar, como lo dice Nicolás Campodonico de Argentina, uno de los jurados del Premio, que, en las condiciones de la región, “no son tan importantes los recursos de los cuales se dispone, sino lo que se hace con ellos”. Y allí las 26 obras seleccionadas son un ejemplo de variedad de materiales, diseños y recursos para crear espacios abiertos a la ciudad, de una alta calidad.
Pero también, que la ciudad es el mejor invento de la humanidad como lo afirmaba Rogelio Salmona. “Es la casa grande para todos, para compartir y disfrutar, para conocerse y también, para protegerse. Así, en los proyectos postulados al Premio este año, hay muestras de ello, lo que nos hizo difícil la escogencia por la excelente calidad de los proyectos participantes, siendo muy estimulante comprobar que la obra de Rogelio Salmona es un paradigma en la creación de mejores ciudades para todos”, asegura Carlos Campuzano Castelló, jurado por Colombia.
Así, entre los 26 proyectos seleccionados se pueden ver viviendas sociales, escuelas, parques, museos, centros comunitarios, bibliotecas y edificios gubernamentales y culturales, que muestran cómo, a través de un diseño cuidadoso y colaborativo, se pueden transformar las dinámicas sociales, pero también, que no hay límites, cuando se piensa en proyectos para construir una ciudad para todos.
Ejemplo de ello, es el Parque Educativo Saberes Ancestrales en Vigía del Fuerte en Antioquia, Colombia, que retoma los elementos típicos de la arquitectura del lugar, con construcciones y andenes que se elevan del nivel del suelo, para disminuir el impacto de las crecidas anuales del río, y donde hoy la comunidad se ha apropiado de los espacios interiores y exteriores, donde se desarrollan actividades colectivas, como cine, presentaciones de danzas, teatro y música.
Pero también se destaca el entorno, como ocurre con Parques del Río Medellín, una obra que teje la ciudad longitudinal y transversalmente, revitalizando el rio y transformándolo en jerarquía ambiental, cultural, educativa y deportiva, creando un eje de espacio público de convergencia ciudadana y ambiental. “Esto pone de relieve que el proceso de diseño y la forma en que se implementan los recursos tienen un impacto directo en la calidad de vida de las personas”, recalca el arquitecto Campodonico.
También hay proyectos que traen seguridad, como pasa en la Plaza Cultural Norte ubicada en Lima, Perú, que después de ser un área en abandono que incentivaba la delincuencia, se convirtió en una estructura abierta a la comunidad, donde hoy se construye paisaje social, que genera espacios de encuentro, reflexión, alegría, integrados con la naturaleza. Y, además, en otros ejemplos, se da lugar a comunidades relegadas, como el Museo Arqueológico y Centro Cultural Orellana (MACCO), que promueve un espacio de encuentro de la comunidad indígena, muy poco atendida, y mediante su arquitectura, genera un diálogo intenso con el contexto natural y urbano, construyendo un lugar de aproximación y fortalecimiento social.
Incluso, se crean nuevos espacios para que las personas sean parte de la vida de la ciudad. Así ocurre con el proyecto Parque La Mexicana en Ciudad de México, que transformó un enorme lote baldío en un parque abierto al público con diversas actividades que promueven no solo la convivencia, el bienestar y la salud de los visitantes, sino que además, incluyen espacios de esparcimiento como ciclovías, un anfiteatro, senderos, pistas para patinar y canchas deportivas, restaurantes, áreas de entretenimiento, juegos de mascotas y demás, con un foro al aire libre y de fácil acceso para personas con capacidades diferentes.
Y es que el Premio permite ver que cualquier lugar es bueno para crear proyectos inclusivos. Puede ser un museo como ocurre con el Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano, en Cuernavaca, México, que extiende un jardín abierto al público de 7,376 metros, complementado por áreas para exposiciones, talleres y salas audiovisuales, que enriquecen la vida artística, cultural y la sana convivencia en este espacio público de la ciudad.
O un espacio de transporte como el Cetram Cuatro Caminos, una estación de transferencia multimodal del Metro de México, que mejora la experiencia del viajero, a través de áreas abiertas de conexión a los distintos modos de transporte, zonas de entretenimiento, de gastronomía y ocio. O las UVA- tanques de agua como parques públicos -EPM en Medellín, donde se rediseñaron 14 tanques de agua de EPM y se logró con ayuda de la comunidad a través de talleres de imaginarios, convertirlos en estos espacios de infraestructura pública para el encuentro ciudadano, el fomento de la recreación y la cultura.
“Los arquitectos tenemos oportunidad de participar y colaborar en la construcción de nuestras ciudades y pueblos y es nuestro deber, observar y entender las lógicas complejas que definen al colectivo y, lograr con nuestras intervenciones, activar y estimular espacios de encuentro. Ayudar a que se viva mejor, como colectividad, construyendo tejidos”, recalca Mauricio Rocha Iturbide, jurado de México.
Allí está la riqueza del premio. “El tema específico: Espacios Abiertos / Espacios Colectivos, establece los criterios para promover una arquitectura más humana, dirigida a impulsar la colaboración entre el sector público y el privado, fomentar decisiones proyectuales que contribuyan al desarrollo de ciudades en confluencia con su contexto natural”, concluye la arquitecta Sol Camacho, jurado por México y Brasil.