Investigación revela que la sequía, la presión financiera y hasta el conflicto armado está generando estrés en los trabajadores del campo
NOTI-AMERICA | COLOMBIA
Según las cifras más recientes del Dane, para el primer trimestre de 2023 la población total campesina en Colombia fue de más de 15,2 mil. La salud integral y el bienestar de los agricultores y campesinos es indispensable para lograr un nivel óptimo de productividad. ¿De verdad se está prestando atención a estos aspectos?
La investigación ‘Explorando el vínculo entre el estrés, la satisfacción laboral y el agotamiento en trabajadores del campo’, realizada por Zully Helena Ponce, docente de la Escuela de Estudios en Psicología del Politécnico Grancolombiano, y Cristian Osorio, docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, reveló importantes hallazgos sobre la relación entre la satisfacción laboral, el estrés y el síndrome de burnout en los trabajadores del sector rural en la última década.
La docente encontró que, en Colombia, durante enero de 2024, el panorama laboral en el sector rural y en actividades relacionadas con la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, presentó un aumento significativo en la ocupación. De los 22 millones de personas ocupadas, 3,2 millones están en el campo colombiano, siendo la segunda actividad que más empleo genera a nivel nacional.
¿Qué factores generan estrés en los trabajadores del campo colombiano?
Los factores de riesgo psicosocial han evolucionado en línea con los cambios globales y los trabajadores rurales no son inmunes a estas transformaciones. Afrontan desafíos como las enfermedades, la pérdida de seres queridos, el analfabetismo, la hambruna, deficiencias nutricionales y la presencia de conflicto armado, el desplazamiento y la violencia en algunas áreas, factores que contribuyen de manera significativa al estrés que experimentan.
Este estrés se ve agravado por el control ejercido por los empleadores, que se manifiesta a menudo mediante la reducción de los espacios de descanso, una carga de trabajo excesiva, la prolongación de la jornada laboral y la asignación de diferentes tareas, incluso, algunas de estas pueden no estar acordes con la labor específica o la cualificación profesional de cada trabajador.
A esto se suma la presión financiera, la incertidumbre sobre el futuro, la falta de comprensión de la agricultura, la presencia de forasteros en sus tierras, las averías en la maquinaria, la dificultad para acceder a servicios públicos y asistencia técnica, así como el limitado acceso a tierras e insumos básicos para mejorar la productividad. La distancia de los centros productivos y de los mercados, agrava estos problemas.
La investigación también reveló que la sequía provoca bajos rendimientos de cultivos, condiciones insatisfactorias para el ganado, cargas de trabajo abrumadoras y aumento de los costos de insumos. Además, deteriora la calidad del aire, eleva los niveles de ozono y partículas finas, y favorece la propagación de incendios forestales y el incremento de emisiones de polvo por suelos áridos.
En los hallazgos no se encontró una diferencia significativa entre los niveles de angustia reportados por mujeres y hombres. Sin embargo, los agricultores más jóvenes, entre 25 y 54 años, experimentaban niveles de angustia mucho más altos que el grupo de edad de 55 a 64 años, mientras que en los de 65 a 74 años no se presentó ningún grado de angustia.
Los trabajadores que laboran en granjas orgánicas reconocen la salud mental como un aspecto influyente. Manifiestan estar satisfechos con su labor en la agricultura debido a las ventajas y beneficios que perciben al trabajar con la tierra, los sentimientos positivos hacia la responsabilidad social y ambiental, y su participación en actividades relacionadas con estas iniciativas.
Entre tanto, en el sector avícola, los trabajadores están expuestos diariamente a condiciones físicas, químicas, biológicas, ergonómicas y psicosociales complejas. Estas exposiciones pueden generar síntomas como cefaleas, alteraciones visuales y en las mucosas, enfermedades respiratorias, molestias musculares y de espalda, estrés, depresión e incluso síntomas relacionados con el síndrome del edificio enfermo.
¿Cuáles son las consecuencias de este estrés?
El estrés en el contexto laboral se determina a partir del nivel de satisfacción del empleado y otros elementos psicosociales. Se manifiesta en un desinterés en el trabajo, actitudes nocivas hacia compañeros de trabajo y usuarios, y una disminución de la autoestima. Además, puede generar otras consecuencias en las personas, como la aparición de ansiedad y depresión.
Algunos efectos negativos en la salud son el aumento de la mortalidad, la incidencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, problemas de salud mental y angustia psicológica. Los agricultores tienen fuentes de estrés y un mayor riesgo de suicidio especialmente en contextos de sequía prolongada. Además, se puede generar una desorganización emocional, manifestándose a través de impaciencia, falta de apego afectivo e irritabilidad. También se observan consecuencias como baja productividad, ausentismo laboral, desmotivación en el ejercicio de la profesión y conductas violentas.
¿Qué se debe hacer?
La investigación plantea algunas acciones clave. Destaca que lo más importante es respaldar programas y políticas innovadoras que faciliten el acceso de los agricultores a médicos y profesionales de la salud mental. Esto puede incluir iniciativas como clínicas móviles de atención médica en zonas rurales, servicios de telemedicina para consultas a distancia, incentivos para que los profesionales de la salud trabajen en áreas agrícolas, y capacitación específica en salud mental para personal de salud que atienda a agricultores.
Además, es esencial proporcionar una vigilancia constante sobre los niveles de agotamiento emocional en los trabajadores de las organizaciones exportadoras y agrícolas. Al monitorear activamente, se pueden implementar medidas preventivas y de apoyo que promuevan un ambiente laboral más saludable y sostenible para los trabajadores.
También es fundamental realizar programas educativos que fomenten una percepción adecuada sobre la prevención de riesgos laborales y la seguridad y salud en el trabajo en las comunidades rurales. Al proporcionar información clara y accesible sobre cómo identificar y mitigar los riesgos laborales, se pueden reducir las probabilidades de accidentes y lesiones en entornos agrícolas y rurales.
Un desafío clave para el Estado, los psicólogos especializados en talento humano y los profesionales de seguridad y salud laboral en el sector agropecuario, es desarrollar e implementar estrategias efectivas que promuevan el cuidado de la salud mental. Esto implica diseñar campañas de concientización y actividades que fomenten prácticas saludables, como la promoción del equilibrio entre trabajo y vida personal, y la creación de entornos laborales que apoyen el bienestar emocional de los empleados.
Finalmente, es crucial crear conciencia entre los trabajadores rurales sobre los diferentes factores que pueden provocar niveles elevados de estrés, angustia, agotamiento físico, desmotivación o irritabilidad, ya sean eventos adversos de índole natural, económica, de salud pública, social, política, entre otros. Identificar estos síntomas permite tomar medidas eficientes, buscar ayuda profesional y contribuir a mejorar la satisfacción laboral y el bienestar emocional de los trabajadores.