«Me tocó coserme la boca para que nos escuchen»
Nota de Prensa: Camilo Sánchez
10 de la mañana del 30 de agosto. Centro de Bogotá, calle 19 con carrera 4, un grupo de personas comienzan a reunirse a pesar de estar prohibida las aglomeraciones en tiempos de pandemia.
Una carpa serviría de refugio para el artista plástico colombiano Jhon Fitzgerald quién llegó acompañado de una escultura en memoria a Dylan Cruz, aquel joven que el pasado 23 de noviembre, mientras se realizaban manifestaciones a lo largo del país, fuera impactado por un proyectil proveniente de un agente del Escudaron Móvil Anti Disturbios (ESMAD) y que al final daría con la muerte del joven.
Fitzgerald junto a un grupo de artistas tomaron la decisión de realizar una huelga de hambre cosiéndose la boca, con el fin de reunirse con el presidente Iván Duque y así poder plantearle sus preocupaciones respecto al abandono, en el que según él se encuentra el gremio artístico por parte del gobierno colombiano.
Otro de los puntos a tratar sería el incremento de masacres o como el mismo mandatario nombró con eufemismo «asesinatos colectivos» que se han venido presentando en los últimos días.
Cinco días han transcurrido sin que Jhon pruebe bocado o beba algo, su estado de salud poco a poco va mostrando las secuelas de la manifestación de protesta, sin embargo la premisa de Fitzgerald es una sola «O el estado se sienta a negociar con nosotros o me mata, así de sencillo».