“Es posible pensar diferente y promover un cambio en la cotidianidad de la educación”: rector de La Gran Colombia
Para Marco Tulio Calderón, estos tiempos, envueltos, apretados y caóticos por cuenta de la pandemia generada por el coronavirus (COVID-19), cambiarán la manera en que se imparten clases en las universidades del país. Aclara que la modalidad virtual es solo una herramienta que facilita el proceso educativo y ha acercado los aprendizajes al uso de las tecnologías y las plataformas, una oportunidad valiosa para mejorar pensando en la educación presencial, la que hace extrañar al compañero de clase, al profesor, al otro.
Dice, además, que la educación en Colombia debe contar con una política pública que promueva un sistema integrado para afrontar con éxito los retos que se vienen. Es de los que cree que las universidades deben formar a un profesional íntegro, comprometido éticamente consigo mismo y con la sociedad, y con una visión global y empresarial. “La preparación para la vida real no se dará por una generación espontánea, de la noche a la mañana, pero la semilla ya se sembró”, afirma con convencimiento, como hombre que lleva 22 años vinculado a la academia.
La pandemia obligó al mundo entero a volcarse a la virtualidad, ¿en el futuro, la educación virtual, con sus herramientas tecnológicas, terminará imponiéndose?
A la educación presencial, teniendo presente la pandemia, se le permitió ajustar sus procesos con el fin de asegurar la continuidad de los aprendizajes desde la casa, mediados por las TIC, en tiempo real, lo que no es propiamente educación virtual. Pero permitió acercar los aprendizajes al uso de las tecnologías y las plataformas de la educación virtual. Ahora, es pertinente apropiarlas como buenas prácticas y como complemento a la educación presencial. Sin embargo, muchas personas piensan que la educación virtual es una solución para la educación, cuando esta es solo una herramienta, una alternativa, tal como lo fue estudiar de día y luego, de noche.
El momento y la experiencia mejoran la confianza en la educación virtual, pero, no por ello, se va a pasar todo a la educación virtual. Mucho se extraña el compartir con el otro en la presencialidad, el compañero de clase, el profesor. La educación virtual requiere ajustes y transformaciones y, en este momento de aprendizajes mediados, se encuentra la oportunidad para mejorar e integrar las tecnologías a la educación presencial.
Entonces, ¿cuál es el reto?
El reto es mirar lo logrado y complementarlo con las estrategias pedagógicas y las mediaciones didácticas requeridas para que los estudiantes mejoren su nivel de pensamiento disciplinar. Esta es una oportunidad valiosa para reconstruir y generar la gestión de unos modelos de encuentro académico que favorezcan la formación humana, tanto en la modalidad presencial como en la virtual.
Se deben aprovechar los aprendizajes logrados y fortalecer el pensamiento creativo, flexible y reflexivo para garantizar la innovación en la solución de la problemática compleja e incierta, física o social; promover una visión de cambio permanente que asegure las oportunidades y no perpetúe la inercia, por miedos e intereses; y construir la unión de los actores de la educación para que, conjuntamente, se responda con el rigor de las exigencias de una sociedad del conocimiento danzante, sometido a los cambios de la denominada cuarta revolución industrial, el IPv6 o el 5G, y haya un acercamiento real e intenso con las TIC en la educación.
Estas son un medio que evoluciona con la trasformación digital y son una herramienta para la productividad; deben usarse en la educación, sin discusión alguna, pues su apropiación es un reto de corto, mediano y largo plazo; las TIC y su uso no son la educación, ya lo decía, sino herramientas que propician la productividad de los saberes, un cambio cultural que facilita la búsqueda y la validación de los avances de la ciencia y, consecuentemente, las nuevas apropiaciones de la humanidad. No obstante, y es bueno subrayarlo, este complemento en la escuela y la universidad no está llamado a desplazar la formación integral, creativa, flexible e innovadora que prepara para la vida.
¿Cómo ve la educación en Colombia hoy?
La educación en el país requiere una política pública que estructure real y efectivamente un verdadero sistema integrado, en el que los avances de cada etapa sean los suficientes para que puedan afrontarse con éxito los retos venideros, en escenarios de corto, mediano y largo plazos.
Este sistema debe eliminar ese proceso meramente instructivo, en el se transmiten de memoria algunos conocimientos que se tienen como demostrados y definitivos, sin espacio para repensarlos, donde se genere la creación, la reflexión y la actualización de aquellos, propias del hombre buscador, pensador, investigador e innovador.
El sistema debe asegurar una cobertura efectiva y un mínimo de deserción de los estudiantes para evitar la pérdida de generaciones, que tendría un alto costo futuro para el país. El estudiante que abandona, difícilmente regresa, se atrasa o se frustra y se pierde. La política debe promover el ingreso tanto a las instituciones estatales como a las privadas, con estrategias financieras que permitan resolver las dificultades sectoriales.
¿Es esa la política que promueven en La Gran Colombia?
La Universidad La Gran Colombia es fundacionalmente un gran proyecto social, que impacta en los estratos 2 y 3, en un 84 % de su población; en consecuencia, está promoviendo vínculos con los jardines y los colegios para fomentar una educación enfocada a la formación de seres inquietos, buscadores de retos y saberes, fortalecidos en su autoestima a través de la formación en liderazgo temprano, con gran capacidad comunicativa oral y escrita y con una visión matemática, que les permita la solución de los problemas cotidianos propios de cada tiempo y necesidad.
En la Universidad, el estudiante asume el aprendizaje y las competencias propias de la profesión, con los desarrollos tecnológicos que le permiten una respuesta rápida que asegure una mejor y mayor productividad, con una visión empresarial de la disciplina profesional, capaz de crear conocimiento, innovando los saberes aprendidos y acogiendo el uso de las nuevas tecnologías como un medio y no como un fin en sí mismo.
¿Cambiará la forma de impartirse las clases en las universidades?
La respuesta es sí. Indiscutiblemente se adquieren nuevos conocimientos, enseñanzas y experiencias por parte de los estudiantes, los docentes y las instituciones del actual Sistema de Aseguramiento de la Calidad en la Educación por las circunstancias epidémicas. Es posible pensar diferente y promover un cambio en la cotidianidad de la educación, para bien de esta.
La educación es una danza entre la inteligencia, con todos los sentidos, y la voluntad; la excelencia del verdadero saber implica una interacción, en la que la razón empoderada mueve a las emociones, en un sentimiento vital, como en el deporte, la música, la danza o el ejercicio apasionado de la profesión.
Y ahí juega un papel determinante el profesor, ¿es así?
Los docentes son los mediadores que incitan a los estudiantes para que se enamoren de su disciplina, la asuman con toda su inteligencia y voluntad, no dejen de soñar con nuevas expectativas que los mantengan siempre frente el asombro permanente ante la incertidumbre y la complejidad del mundo. Sin embargo, esto implica formar en la capacidad para interactuar con ‘el otro’; sujeto que es prójimo, que, aunque le confronte, le permite crecer y ascender en el conocimiento al mismo tiempo.
El otro, en la relación intersubjetiva, como un encuentro siempre dialéctico, permite crecer en los saberes, crear consensos, generar la apropiación de las circunstancias y mejorar las oportunidades propias. El profesor debe acercarse al uso intensivo de las TIC y las plataformas como apoyo a la educación en ambientes digitales, pues esto motiva a los alumnos en sus presaberes tecnológicos y los invita a seguir indagando en ese complemento diferencial para la productividad.
¿Un complemento que necesita obligatoriamente del aula de clase?
Las aulas son espacios para la generación y contrastación del conocimiento; ya dejaron de ser espacios para trasmitir saberes como verdades absolutas. Y aquí vuelvo a citar al docente, ya que presenta una aproximación a la disciplina e invita a los estudiantes al ejercicio de la duda y a la construcción científico-filosófica de su saber. Pensar y argumentar su conocimiento para la solución de los problemas del mundo natural y cultural, desde lo social.
Los espacios académicos no serán puramente magistrales para la entrega de información; estarán orientados tanto a la parte teórica como a la práctica, con exposición de los problemas de la vida para generar soluciones repensadas y concertadas con los saberes actualizados por un pensamiento flexible, creativo e innovador. La preparación para la vida real no se dará por una generación espontánea, de la noche a la mañana, pero la semilla ya se sembró.
Volvamos a La Gran Colombia, para finalizar, ¿qué tipo de profesional debe graduar la universidad de la que usted es rector?
Nuestro compromiso es formar un profesional íntegro, comprometido éticamente consigo mismo y con la sociedad, con un alto nivel de competencias disciplinares, blandas y duras, y con una visión global y empresarial que le permita enfrentar y resolver los problemas reales e interactuar con otras culturas.
Ya lo mencionaba, con una visión propia del pensamiento flexible, creativo, innovador, inclusivo y empresarial. El egresado requiere apropiar y adaptarse a la evolución tecnológica que le garantice el uso productivo de la trasformación digital y sentir pasión por el conocimiento de su disciplina, el mundo y la humanidad.
Hoy, cuando está por arribar a sus 70 años de fundación, tiene 69.297 profesionales graduados y ejerciendo con lujo y éxito su desempeño laboral profesional, destacados en todos los sectores. Magistrados de las Altas Cortes, generales de las Fuerzas Militares y de Policía, senadores y representantes a la Cámara, comerciantes y empresarios, asesores y constructores. Incluso educadores, pues de allí surgieron otras cuatro universidades, también con buen suceso.