Mayores de 70 años, si no es por ustedes mismos, ¿Por qué no por los que aman?
Opinión: Flor María Torres Estepa. Lic. Español – Inglés Universidad Pedagógica Nacional
Este tiempo de confinamiento forzoso que a todos, como humanidad, nos ha tomado por sorpresa, es asumido por cada quien de manera diferente: unos cocinan, otros leen, otros duermen, otros comparten su talento en los balcones de sus apartamentos o a través de internet. Nadie puede decir que la pandemia no ha transformado de una forma u otra su cotidianidad y que no ha tenido que sacrificar de alguna manera su libertad, pero todos lo hemos hecho por protegernos, más que a nosotros mismos, a quienes nos rodean. Este tiempo ha servido para darle valor a quienes amamos y a quienes nos aterraría ver contagiados por el virus.
Bueno, esa es por lo menos la lógica que yo le aplico a este asunto; por lo mismo, me es difícil comprender a los que se saltan la restricción de manera inmisericorde, pienso en sus familias y me da tristeza, porque me parece injusto que, después de tanto cuidado, el Covid-19 les llegue de parte de alguien que no le dio valor, más que a su vida, a las de sus allegados.
Por lo mismo, el escuchar las voces de protesta de algunas personalidades de la vida nacional que cuentan con más de 70 años (edad de riesgo para contraer cualquier tipo de enfermedad), me llama la atención, pues no logro entender si su enojo radica en que el presidente los llamó “abuelitos”, si tal vez es porque -al igual que el resto de los ciudadanos- tienen que cumplir con una norma, o quizás porque el virus ataca con mayor intensidad a las personas en su rango de edad.
«Alguien debería decirles que lo mismo ocurre con los demás sectores de la población, como los campesinos, los maestros, los médicos…»
Se quejan los promotores de dicha propuesta de que no se les tiene en cuenta al momento de tomar decisiones que tienen que ver con su grupo poblacional. Alguien debería decirles que lo mismo ocurre con los demás sectores de la población, como los campesinos, los maestros, los médicos… el ejecutivo toma decisiones y, si no les consulta ni siquiera cuando estas los perjudican, menos aun cuando los benefician.
Quizás si la molestia viniera de parte de esos mayores de 70 años que no cuentan con un medio de supervivencia y necesariamente -aun cuando no quieran hacerlo- tienen que salir de sus casas a rebuscar el sustento diario, tendría más peso el argumento, pero las personas que se muestran tan indignadas bien pueden demostrar todo el potencial que tienen y manifestar sus puntos de vista a través de internet, como lo hacemos los demás. De hecho, ya lo están haciendo e incluso tienen la atención del resto de medios de comunicación masiva, que es más de lo que podemos pedir los colombianos de a pie.
Otro argumento que esgrimen los indignados mayores de 70 es que ellos “no son callejeros” y que “su domicilio es su taller de creación”, lo cual puede ser absolutamente cierto para la persona que lo dice (para el caso, el director de cine Lisandro Duque) pero afirmar que eso se cumple en la totalidad de la población de la que toma la vocería, es incorrecto. Vivo en un barrio popular y sé perfectamente que hay muchísimas personas mayores andando por la calle sin un propósito específico, sin guardar distancia, sin tapabocas o con este en el cuello. Esto se repite en toda la ciudad y me atrevería a afirmar que es así en todo el país: es cultural.
«Vivo en un barrio popular y sé perfectamente que hay muchísimas personas mayores andando por la calle sin un propósito específico, sin guardar distancia, sin tapabocas o con este en el cuello»
Siempre será necesario escuchar la voz de todos aquellos que tienen algo que decir, de eso se trata la convivencia, y es claro que cada quien habla desde su posición, experiencia y sentir. Sin embargo, no se puede desconocer un contexto y una realidad que atañe a toda una sociedad. El bien particular no puede primar sobre el común y mientras este momento difícil pasa debemos actuar a la altura de las circunstancias y aportar desde donde y como nos sea posible.