Reforma previsional en Chile: la necesidad de un acuerdo político
NOTI-AMERICA.COM | CHILE – Desde hace más de 15 años, el problema de las bajas pensiones de nuestros pensionados y pensionadas ha estado sobre la mesa de los gobiernos y entre las principales preocupaciones de las personas que habitan nuestro país.
Desde la conformación del Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional (más conocido como Comisión Marcel) en 2006, pasando por administraciones de diverso signo político, mejorar las pensiones y el sistema previsional ha sido un compromiso reiterado de las campañas electorales. Sin embargo, se ha avanzado poco, mientras los desafíos aumentan día a día.
Es cierto que nuestra la Reforma Previsional del 2008 creó el Pilar Solidario y mejoró las pensiones de miles de familias, incorporando la solidaridad en el sistema y considerando de manera relevante a las mujeres, generando la disminución de las brechas con medidas como el Bono por hijo, compensaciones por nulidad y divorcio y la creación de una pensión de sobrevivencia de la mujer, entre otras.
Esa reforma instauró derechos garantizados en materia de protección social a través de la Pensión Básica Solidaria y el Aporte Previsional Solidario, apoyando a quienes no lograban acceder a una pensión y a quienes accedían a una muy baja. Y no hay duda que la Pensión Garantizada Universal, aprobada en las postrimerías del gobierno de Sebastián Piñera, fue sin duda un gran avance para miles de personas.
Pero estos avances de tipo compensatorio no resuelven el problema de fondo, que sigue pendiente: las pensiones actuales son insuficientes para llevar una vida digna, y no mejorarán dentro del actual esquema previsional. Los chilenos y chilenas no pueden seguir esperando, y la cohesión de la sociedad no puede resistir una brecha tan amplia en la seguridad social.
Las causas de las bajas pensiones en Chile son de origen multifactorial y, en lo grueso, los diagnósticos son claros y compartidos.
La actual fórmula predominante de capitalización individual está aquejada de sistemáticas lagunas previsionales, alta informalidad del mercado laboral, bajos sueldos, envejecimiento de la población, entre otras. En este caso y como en muchos otros problemas que afectan a nuestra sociedad, al observar los datos constatamos que las principales perjudicadas son las mujeres.
Menos de la mitad de las mujeres (48%) ha cotizado por más de 20 años, lejos del 60% de los hombres. Esto se debe a que, en nuestra sociedad, las mujeres asumen tareas domésticas muy relevantes, como el cuidado de niños, niñas y adolescentes, y también de las personas de tercera edad, sacrificando años de cotizaciones y, por ende, el monto de sus jubilaciones.
Entre los años 2007 y 2021, en promedio, la mitad de los pensionados en Chile ha recibido una pensión autofinanciada menor de $65 mil pesos (80 dólares) pero, en el caso de las mujeres, ese monto llega a poco más de $30 mil (36 dólares). Entre las mujeres jubiladas, sólo el 54% logra recibir una pensión contributiva, es decir, aquellas financiadas gracias a su ahorro y esfuerzo personal.
Los montos por concepto de pensiones de vejez no son suficientes. En 2022, mientras los hombres reciben en promedio $478.134 (587 dólares), las mujeres reciben $303.670 (373 dólares). No obstante, para no dejarnos engañar por los promedios, la mitad de las mujeres recibe sólo $214.177 (263 dólares), lo que nos aleja, sin duda, de entender la vejez como un momento de descanso y júbilo, y nos enfrenta a la pobreza con la que deben enfrentar sus gastos y problemas de salud.