España eliminado: El arte de hacerlo todo, para no tener nada.
REDACCION NOTI-AMÉRICA (Chile), 1 de julio.- Rodrigo Vargas O. Desde la sorpresiva partida del entrenador Julién Lopetegui de la banca, España llegaba en medio de polémica a Rusia 2018. Clasificó primero en su grupo es cierto desplazando a Portugal, pero siempre con ese halo de dudas, ese toque y desplazamiento del balón intrascendente a ratos, como un “maquillador” en jerga de boxeo, pero que le costaba dar el golpe de K.O a sus rivales.
La suerte le permitió jugar ante el rival sin duda más débil de octavos, Rusia, que pese a ser local y golear en su debut es un equipo rústico, tácticamente limitado y con escasas figuras.
Esta vez la Roja hispana tenía todo para avanzar, tuvo un dominio territorial sobre el 75 por ciento, superó el récord con más de mil pases realizados en un partido, abrió la cuenta con un autogol de Ignacevic, pero también cometió errores y graves.
La mano de Piqué, absurda incomprensible y hasta irresponsable fue el mejor regalo en un penal transformado en gol, para un equipo que supo hacer la labor de poner hasta el Kremlin en defensa, una línea de cinco y luego una de cuatro que ordenadamente se abría y cerraba como un acordeón ante los sucesivos pases y toques en 35 metros en el campo ruso que realizó el campeón del mundo 2010.
España no sólo careció de ideas para superar ese muro moscovita, sino que además nunca pudo suplir la ausencia del motor y casi el verdadero entrenador en cancha como es Andrés Iniesta, el fantasmita estuvo en la banca gran parte del cotejo a raíz de un agotamiento muscular y sólo ingresó en la segunda parte, pero no bastó, porque la carencia de liderazgo y conocimiento se notó en la banca.
Fernando Hierro, con un fracasado paso por el Oviedo de la segunda división, mal podría levantar su vuelo como entrenador exitoso con una escuadra que juega con un libreto hiper aprendido y con un piloto automático adquirido de la escuela catalana del Barcelona, pero que sin embargo necesita ese propulsor que le permite, entre otras cosas, superar planteamientos tácticos defensivos como el que le impuso Rusia.
Sería un error y una injusticia eso sí culpar a Hierro de este fracaso, y sin duda el cobro será de la afición y de los mismos jugadores en el mismo aeropuerto de Barajas en Madrid, hacia el mismo Lopetegui y su ingenuidad de caer en el encantamiento de llegar al Madrid y a esa arrogancia inconmensurable de Florentino Pérez, que con un desatino sin precedentes dejó a uno de los favoritos sin su guía para tal vez quedarse con otra Copa del Mundo.
Un castigo, pero a la vez un aprendizaje para una escuadra que deberá rearmar su estrategia y por cierto reemplazar a muchos que cumplieron un ciclo en una selección que en tierra de zares lo tuvo todo para ser rico, pero se quedó sin nada.