Bruselas prepara un Plan B para un fondo de recuperación sin Hungría y Polonia por María G. Zornoza
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Bruselas prepara un Plan B para un fondo de recuperación sin Hungría y Polonia
por María G. Zornoza
aquieuropa.com
El próximo lunes es el gran ultimátum. Si en cuatro días, Budapest y Varsovia no han levantado su veto al Marco Financiero Plurianual y al Fondo de Recuperación, la Comisión Europea pondrá en marcha un plan B para prorrogar el presupuesto en 2021 y activar Próxima Generación UE sin los díscolos. Sin embargo, esta opción “puente” amenaza con crear otra crisis institucional y, por el camino, las cuentas comunitarias perderían entre 25.000 y 30.000 millones de euros.
La Comisión Europea trabaja en una solución “puente” que permita sortear el veto de Hungría y Polonia, los dos países que mantienen secuestrado el paquete financiero porque se niegan a que las ayudas europeas estén vinculadas al respeto de los valores democráticos. Esta parálisis es una bofetada en la cara del resto de socios comunitarios e instituciones europeas, que en julio acordaron un pacto histórico que ahora no pueden poner en marcha.
Fuentes europeas sostienen que restan cuatro días para que los esfuerzos por desbloquear la situación arrojen resultados. Si el lunes, Moraweicki y Orbán no han dado su brazo a torcer, la Comisión Europea articulará un plan B. El día 7 es la fecha máxima porque no habría más margen para presentar el acuerdo ante los líderes de Estado y de Gobierno en la cumbre europea del 10 y 11 de diciembre.
Llegados a este punto, la UE arrancaría su primer año en décadas sin presupuestos aprobados. En el nuevo escenario alternativo que propone Bruselas, se ampliaría el presupuesto actual para 2021 y se podrían poner en marcha los 750.000 millones de euros a través de una cooperación reforzada o de un acuerdo intergubernamental. Aunque Bruselas todavía analiza qué opción sería la más adecuada, se muestra recelosa sobre esta última porque llevaría mucho tiempo prepararla. “Creemos que podemos encontrar una solución y ponerlo en marcha de forma muy rápida”, señalan fuentes comunitarias.
Esta alternativa permitiría sortear el veto. Pero entraña grandes dilemas. Las cuentas europeas perderán entre 25.000 y 30.000 millones de euros. Una de las partidas más golpeadas será la de cohesión, que podría verse reducida en un 30%. El programa Erasmus quedaría sin fondos automáticamente. Y no permitiría financiar mecanismos nuevos.
Políticamente también es muy arriesgado. Seguir adelante sin estos dos países puede aumentar la ya existente brecha institucional. Por un lado, se trata de un golpe sobre la mesa de Bruselas que envía un mensaje a los enfant terribles: podemos seguir sin vosotros. Pero de llevarse a cabo podría crear una fractura irreparable dentro de un bloque comunitario que durante los últimos años salta de crisis en crisis. “Nadie quería tomar este camino, pero no nos dejan otra opción si no se mueven”, señalan fuentes europeas.