Biden significa el regreso a la normalidad: Andy Blocker
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Faltan todavía varias semanas antes de que Joe Biden llegue a sus primeros cien días de Gobierno, momento en el cual, como es usual, los analistas harán un primer balance sobre el comienzo de su administración. Sin embargo, es posible afirmar desde ya que el nuevo inquilino de la Casa Blanca comienza a dejar marca al volver realidad algunos de los compromisos expresados en su discurso de posesión, pronunciado el 20 de enero.
Para hablar sobre este y otros temas, el Fondo Latinoamericano de Reservas organizó su más reciente sesión de la serie «Conversaciones de Cartagena» con Andy Blocker, encargado de asuntos gubernamentales para Estados Unidos en Invesco, una firma de administración de inversiones que tiene sede en Atlanta, desde donde maneja un portafolio de 1,35 billones de dólares en activos.
Con una larga carrera en los sectores privado y público, este economista de la Universidad de Harvard que posee una maestría en administración de negocios de la Universidad de Georgetown, es reconocido como un analista particularmente agudo de la realidad política y económica en su país. Así quedó claro en el diálogo que sostuvo con Iker Zubizarreta, director financiero del FLAR, el pasado 3 de marzo.
La presentación de Blocker comenzó con una mirada al nivel de aprobación del mandatario demócrata, cuyos números se asemejan a los de Barack Obama, George W. Bush o Bill Clinton, al comienzo de sus respectivos periodos. El contraste con Donald Trump, cuya desaprobación mayoritaria fue la norma, es evidente.
En ese sentido «estamos de regreso a la normalidad», expresó el analista, aunque señaló que la opinión continúa dividida. Aun así, las encuestas muestran que un buen número de las políticas propuestas son populares entre la ciudadanía.
Ese es el caso de la respuesta a la pandemia, que incluye no solo un esfuerzo para acelerar el ritmo de la vacunación sino un plan de estímulo valorado en 1,9 billones de dólares, aprobado definitivamente por el Congreso el 10 de marzo. Particularmente simbólico es el retorno de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud, que confirma que el multilateralismo está de vuelta.
Una ratificación adicional sobre la intención de tender puentes fue la determinación de regresar al acuerdo de París sobre cambio climático. El compromiso de trabajar en pro de detener el calentamiento global vino acompañado de la revocatoria del permiso del oleoducto Keystone, que no fue bien visto por opinión.
Otro rompimiento de Biden con su antecesor se vio con respecto al tratamiento de los temas de inmigración y derechos humanos. El símbolo más notorio fue la suspensión de las obras del muro fronterizo, en la línea limítrofe con México, aunque también se destacó el fin de la prohibición de viaje a nacionales de varios países musulmanes o el anuncio sobre el fortalecimiento del programa que beneficia a jóvenes que no tienen sus papeles en regla, pero que se han destacado en planos como el académico.
Y en el ámbito del Gobierno Federal se echaron para atrás la gran mayoría de decisiones de último minuto adoptadas por la administración Trump. Igualmente se dieron a conocer nuevas reglas en materia de ética en la administración pública y se impulsó el principio de igualdad racial en la contratación de funcionarios, entre otras disposiciones.
De acuerdo con los sondeos, queda claro que las mejores calificaciones a lo hecho por el nuevo Gobierno están relacionadas con el manejo de la emergencia sanitaria o las ayudas a grupos específicos afectados por el deterioro de la economía, al igual que el reingreso a espacios multilaterales. En contraste, las medidas referidas a los inmigrantes o a limitar el desarrollo del sector de los hidrocarburos son las menos populares.
No obstante, es indudable que Biden está aprovechando la mayoría que tiene el Partido Demócrata en ambas cámaras del Congreso. Si bien en el caso del Senado ésta es apenas de un voto, acabó siendo suficiente para asegurar su primer gran éxito legislativo que trae apoyos que se suman a los 3,8 billones de dólares en alivios aprobados durante 2020.
A ese paso inicial, lo debería seguir el paquete comprensivo de infraestructura cuya discusión empezará pronto, enfocado en resiliencia y en la reducción de emisión de gases de efecto invernadero. En este caso, lo que está por verse es si hay acuerdos bipartidistas, al igual que el monto de la propuesta que debería pasar del billón de dólares en gastos, de acuerdo con Blocker.
Tal como dijo en su momento la Casa Blanca, este programa sería financiado en parte con impuestos que elevarían la tasa corporativa a 28 por ciento y la marginal para individuos que ganen más de un millón de dólares al año a 39,6 por ciento. Hay otras ideas en el tintero, aunque habrá que esperar hasta que la iniciativa sea radicada para mirar sus implicaciones.
De otro lado, es importante notar la actitud del presidente del Banco de la Reserva Federal y de la secretaria del Tesoro, en lo que atañe a mantener buena parte de los estímulos adoptados respecto a tasas de interés y liquidez del sistema financiero. Contar con un equipo experimentado es un factor de confianza, que se expresa en el comportamiento de los mercados.
Las prioridades actuales podrían impactar a una serie de actividades. Sectores como combustibles fósiles, industria farmacéutica, construcción y tecnología, experimentarán ya sea vientos a favor o en contra.
Parte de la explicación es la geopolítica. Si bien la política exterior pasó de la volatilidad a la predictibilidad y el multilateralismo, Blocker subraya que la dirección no necesariamente es distinta. Así ocurre con China que sigue y seguirá sujeta a sanciones comerciales, a menos que haya entendimientos importantes con Pekín.
Por su parte, con Europa habrá más colaboración tras el antagonismo reciente, mientras que hacia América Latina la actitud debería ser más abierta. «Creo que Estados Unidos va hacia una diversificación de fuentes de proveedores que debería beneficiar» a la región, sostiene Blocker. Lo anterior no desconoce que China tratará de mantener su influencia en esta parte del mundo y esa emulación es positiva para los países al sur del río Grande.
Para el futuro quedan varias incógnitas por resolver. Algunas son de política interna como sucede con la posibilidad de que Biden permanezca solo cuatro años en el poder o lo que puede pasar con las elecciones legislativas de 2022 en donde se juega la mayoría en el Congreso.
Al respecto, el invitado del FLAR piensa que, con el fin de evitar riesgos, la presente administración tratará de sacar adelante la mayoría de sus iniciativas en el primer año. Cualquiera que sea la respuesta, queda claro que aparte de incertidumbres «también existirán oportunidades», como lo señaló Zubizarreta.
Y ese nuevo horizonte que se abre por cuenta de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, no es de orden menor. Ni en Estados Unidos, ni en el resto del mundo.