Milei ve fantasmas por todos lados
NOTI-AMERICA.COM | ARGENTINA
La destrucción de capital productivo en poco más de siete meses de gobierno de Javier Milei es impresionante. La magnitud es parecida a la que padece un país en guerra o en pandemia.
Casi todos los sectores económicos están registrando derrumbes de dos dígitos en comparación con el año anterior. La economía, sin la actividad agropecuaria con subas fuertes porque el 2023 fue de sequía, se derrumbó un 5,5% en el período enero-mayo de este año en relación con igual lapso del año pasado.
La caída no se detiene sin alcanzar el piso que anunciaron economistas cercanos al Gobierno y el propio Presidente a cargo del Ministerio de Economía, así como su secretario de Economía, titular del Palacio de Hacienda.
El relato liberal-libertario hace agua por todos los costados, sin que la furia de Milei y su secta tuitera puedan ocultar el desastre económico que está provocando.
La agresividad de Milei refleja pánico por el colapso económico
La semana pasada, en estas páginas se planteó la duda acerca de cuál podría llegar a ser la respuesta de Javier Milei ante situaciones críticas que colisionan con su realidad imaginada. No hubo que esperar mucho.
En estos días, con cifras de la economía real pésimas y el fiasco de la estrategia cambiaria para reducir la brecha, apareció un Presidente perseguido por el fantasma de conspiraciones.
Posteó en su cuenta de la red X “Origen de la traición” para denostar, sin mencionar y sin pruebas, al economista Fausto Spotorno y al empresario líder del sector textil Teddy Karagozian.
Spotorno sólo había dicho lo que todos habían visto: que la presentación en la conferencia de prensa de la dupla Luis Caputo-Sebastián Bausili fue incomprensible.
Karagozian comentó lo que saben todos: que la economía de Milei no tiene motores de crecimiento y así no comenzará la recuperación.
Muchas cosas se pueden decir del FMI, menos que alguno de sus tecnócratas sea de izquierda
Milei sigue afirmando que el chileno Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, que tiene bajo su área el caso argentino, es un representante del Foro de San Pablo, espacio regional de partidos y grupos políticos de centroizquierda e izquierda.
Es insólito que nadie le diga que Valdés es un economista ortodoxo y que no es de izquierda.
Además, evalúa que Valdés y el FMI fueron condescendientes durante la gestión de Massa al frente del Palacio de Hacienda. No es cierto. Tuvieron una posición tan dura que el ministro y candidato a presidente por el oficialismo, Sergio Massa, tuvo que devaluar el día después de las PASO, porque si no lo hacía, el FMI no giraba el desembolso comprometido y, por lo tanto, abría las puertas al default.
El desvarío sobre la ideología de Valdés y la torpe relación entablada con el Fondo revelan la inestabilidad e incomprensión de las relaciones internacionales con organismos multilaterales. Esto está bastante alejado de la idea de redoblar la apuesta para negociar mejores términos. La ignorancia motivada no es una estrategia.
La prueba más ilustrativa de la exposición del carácter político paranoico fue la entrevista, del viernes a la noche, con su amigo y animador Alejandro Fantino, cuando compiló los disparates discursivos apuntando, con lenguaje soez, contra el Banco Macro, el FMI (Valdés), Massa, Kicillof, CFK, Melconian y otros economistas de la city, Lula y los políticos en general.
Aplauden un ajuste fiscal trucho
Existe un comprensible sesgo de análisis hacia variables financieras y cambiarias, o sea, cuál es la evolución del dólar y de las reservas, pero la magnitud de la catástrofe de la economía real exigiría a economistas dedicados a pontificar diariamente que dediquen un poco de atención sobre esta cuestión relevante.
En habituales informes semanales circulando por despachos de empresarios y financistas, no se vinculan las caídas de dos dígitos consecutivas en cada mes desde el inicio del (des)gobierno de Milei en casi todos los sectores de la economía real con la política fiscal, cambiaria, monetaria y financiera de este período.
Insisten con el precepto de que había necesidad de ordenar los precios relativos y de aplicar un fuerte ajuste de las cuentas públicas, como si ambas medidas no tuvieran ningún canal de transmisión hacia el resto de la economía y, por lo tanto, no fueran consecuencia del actual derrumbe económico.
Otro elemento significativo es considerar que Milei está cumpliendo con el ajuste fiscal hasta mostrar superávit, cuando es evidente que es un dibujo. Durante muchos años han sido puristas de las estadísticas públicas y ahora, con el ajuste fiscal trucho, miran para otro lado.
Es inconsistente desde cualquier ángulo que se lo quiera considerar, desde la paralización de las obras públicas, pasando por el incumplimiento de los pagos de energía de Cammesa, la licuación de jubilaciones y salarios públicos, hasta la retención de recursos de las provincias.
No existe superávit fiscal cuando no se pagan algunas cuentas y otras son reprimidas en forma temporaria.