Trucos para ser más interesante al hablar y escribir, según la ciencia
NOTI-AMERICA.COM | ARGENTINA– La ciencia nos muestra un principio fundamental para involucrar a las personas cuando nos comunicamos: recompensarlas mentalmente. Pero, ¿cómo podemos usar estrategias de comunicación que nos sirvan para potenciarnos a nosotros mismos delante de los demás? Varios libros hablan sobre ello y proponen varias estrategias.
Primero, reduce los anuncios. Favorece los verbos y sustantivos y ahorra en adjetivos y adverbios, los “anuncios”. Por ejemplo, en lugar de “darle a Antonio una crítica positiva”, simplemente “felicítalo”.
Segundo, despierta los sentidos. Cumple la vieja máxima de “mostrar, no contar”. Sin embargo, ve más allá de lo visual. Ayuda a los lectores no solo a ver, sino también a saborear, oler, oír y sentir.
Tercero, sorprende. Combina palabras o ideas diferentes. Piensa en “tormenta perfecta” o “corazón de las tinieblas”. Los lectores disfrutan de las combinaciones.
Cuarto, ten actitud. Infunde entusiasmo en tu narración. Como decía Henry David Thoreau, “Escribe mientras el calor está en ti”. Sofocar tu emoción reduce la comprensión.
Por último, inventa metáforas. Sé inteligente con metáforas que resalten las distinciones. Entierra al hombre del saco de “escribir con demasiado estilo”. Descubre ideas con elegantes figuras retóricas.
Ahora, hablemos de cómo las palabras activan muchos más circuitos cerebrales de lo que los científicos pensaban. Un equipo del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional de Buenos Aires descubrió que los verbos de acción, como “estoy caminando” o “estoy aplaudiendo”, activaban los circuitos lingüísticos de las personas, una franja de materia gris en la sien izquierda.
Además, las personas usan sus neuronas motoras para “caminar” o “hacer malabares” para comprender palabras. Y no solo eso, también activan los músculos. Por ejemplo, una investigación en Bolonia encontró que al leer declaraciones simples, como “Mario sonríe”, se activaba el microvoltaje en los músculos de las mejillas. De manera similar, las declaraciones negativas dispararon los músculos del ceño fruncido.
En otras palabras, la mente y el cuerpo trabajan juntos para procesar el lenguaje de maneras que son mucho más complejas de lo que nadie pensaba. Pero otra corriente de investigación sugiere que el compromiso profundo proviene de otro mecanismo: el circuito de recompensa, el motor de motivación del cerebro.