«Con todos menos contigo», la comedia romántica vuelve a su esencia
NOTI-AMERICA.COM | ARGENTINA – En Hollywood, la comedia romántica es importante. Lo fue durante la edad dorada, que hizo del género icónico y centro del gusto de un público con deseos de enamorarse.
También, en la época más adulta que el amor se hizo doloroso, como en la recordada cinta “El apartamento” (1970) de Billy Wilder. Cada generación tuvo su gran historia de amor. De “Without Love” (1945) dirigida por Harold S. Bucquet a “El graduado” (1967) de Mike Nichols, que marcó un hito por su frontalidad erótica y final ambiguo. Eso, pasando por “Love Story” (1970) de Arthur Hiller, que hizo llorar al público y también anhelar vivir una experiencia total de amor, aunque, claro, sin conclusión trágica incluida.
Por algún motivo, de tener un momento de enorme relevancia a finales de 1990, durante el último milenio las grandes historias de amor se han limitado a repetirse unas a otras. Pocas han tenido el impacto de los clásicos y gradualmente el género se volvió una combinación entre chistes desagradables y todo tipo de puntos de vista acerca del romance.
Pero después de la última gran pareja icónica -que según a quién se le pregunte podría ser Meg Ryan y Tom Hanks o Woody Allen y Diane Keaton- pocas han logrado el estatus de fenómeno de masas, de ser la encarnación de todos los deseos y búsquedas de una sociedad que conserva un rasgo inocente con respeto a los motivos por los cuales cualquiera se enamora y sigue anhelando el “vivieron felices para siempre”.
Tal vez por eso la comedia “Con todos menos contigo” (2024) de Will Gluck y la coguionista Ilana Wolper, sea una rareza.
La cinta no está destinada a convertirse en piedra angular del romance, pero sí en una forma amable y muy sencilla de entender el motivo por el cual el romance cinematográfico nunca muere.
Esta comedia es una adaptación libre de “Much Ado About Nothing” (“Mucho ruido y pocas nueces”) de William Shakespeare, así que no es una historia original, pero sí conserva los elementos centrales de todo romance de la gran pantalla que se precie: química, encanto y sentido del absurdo.
La pareja interpretada por Glen Powell y Sydney Sweeney no puede ser más distinta, más lejana a crear un vínculo que dure para siempre. Pero el intento del amor entre ambos es tan convincente, adorable y bien construido, que se sostiene incluso en un relato tópico que todos hemos escuchado alguna vez: chico conoce a chica y están dispuestos a pasarse la vida juntos.