Argentina agota las reservas del Banco Central mientras negocia contrarreloj con el FMI
NOTI-AMERICA.COM | ARGENTINA – El ministro de Economía de Argentina, el peronista Sergio Massa, hace lo posible para mantener bajo control el tipo de cambio. Sabe que cualquier depreciación brusca del peso frente al dólar se trasladará a precios y que una aceleración de la inflación que es ya del 115,6% interanual debilitará su candidatura presidencial.
Pero una de las herramientas clave para sostener el valor del peso está al límite: las reservas internacionales del Banco Central. Las reservas brutas se han desplomado más de un 40% este 2023 y rondan los 26.100 millones de dólares.
Las reservas netas, es decir, aquellas que no son propiamente del Banco Central sino que están atadas a un compromiso de devolución, titilan en rojo. Son negativas en más de 5.000 millones, una cifra récord. La llave para contener la sangría está en manos del mayor acreedor de Argentina, el Fondo Monetario Internacional, un interlocutor muy incómodo para el Gobierno peronista a menos de un mes de las elecciones primarias y a tres de las generales.
La drástica reducción de las reservas del Banco Central de Argentina responde a varios motivos. El ingreso de divisas al país por las exportaciones agroindustriales se ha desplomado debido a una sequía sin precedentes que ha provocado pérdidas de 20.000 millones de dólares al campo.
En paralelo, la entidad bancaria ha tenido que desprenderse de reservas para afrontar compromisos de deuda externa. El Banco Central las ha usado también para intervenir en el mercado cambiario al que acceden las empresas para hacerse de dólares con los que cancelar sus obligaciones.
En 2018, bajo la presidencia de Mauricio Macri, el FMI concedió a Argentina el mayor rescate de su historia, 57.000 millones de dólares. Sólo se entregaron 44.000, pero esa enorme deuda ha sido como la roca de Sísifo para el Gobierno de Alberto Fernández. En el camino se interpuso primero el derrumbe de la actividad económica por la pandemia de covid-19 y después el aumento del precio de los alimentos y la energía por la guerra de Ucrania. La deuda fue refinanciada en 2022 y las condiciones se flexibilizaron a principios de este año, pero la gravedad de la sequía dinamitó una vez más los compromisos asumidos.
En junio, el FMI tendría que haber desembolsado 4.000 millones de dólares. No lo hizo porque Argentina incumplió dos de las tres metas pactadas para el primer trimestre del año: la de la acumulación de reservas y la meta de déficit fiscal. Este último tendría que caer por debajo del 2%, pero se estima que cerrará el año por arriba del 2,4% de 2022. “No vamos a ir a resignar nuestra capacidad soberana ni tampoco vamos a ir a rendirnos al altar del ajuste fiscal”, advirtió Massa en referencia al que es visto como el principal punto de desencuentro en la negociación en curso.
“El desafío para el Gobierno pasó de cómo acumular reservas a cómo retener reservas”, apunta Santiago Manoukian, jefe de investigación de la consultora Ecolatina, sobre la primera de las metas incumplidas. “El sector agroexportador se estima que tiene en stock entre 3.000 y 4.000 millones de dólares, pero con las elecciones tan cerca es difícil de convencerlos de que liquiden ahora. Esperan a ver qué ocurre después”, opina el economista Juan Manuel Telechea. En otras palabras, el campo confía en que más temprano que tarde el Gobierno se verá forzado a devaluar.