El Gobierno argentino está viviendo una situación compleja marcada por las tensas relaciones entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner. Las dos figuras más importantes del Gobierno peronista han visto cómo su relación se ha ido enfriando tras las últimas elecciones legislativas, y como el acuerdo conseguido con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha perjudicado más la labor conjunta del Ejecutivo.

Un pensamiento común entre los expertos, según apunta el medio La Tercera, es que Alberto no habría logrado la presidencia en 2019 sin el apoyo de Kirchner, pero la vicepresidenta tampoco habría alcanzado la victoria si se situaba al frente de la campaña. Fue un pacto inicial con buenos resultados, pero ahora se puede observar cómo Fernández se aleja del kirchnerismo y La Cámpora. Prueba de esta situación es que ninguno de los implicados compartió actos juntos durante el homenaje a 40 años de la Guerra de Malvinas.

“Está claro que las diferencias ideológicas son muy claras y previas a la elección de Alberto Fernández por parte de CFK para encabezar la fórmula presidencial. Hay que ver qué dijo el actual presidente desde que dejó de ser jefe de Gabinete de Cristina en 2008, hasta que se reconciliaron”. Aunque una cosa es clara, las diferencias entre ambos, “tarde o temprano quedarían expuestas con el paso del tiempo y la gestión”, señala José Ángel di Mauro, biógrafo de Cristina Fernández, según afirma el medio La Tercera.

En medio de este conflicto, Argentina está enfrentándose a un proceso social y económico complicado, incentivado por la postpandemia, donde el panorama internacional está aumentando su presión sobre la economía argentina que, a pesar de haber crecido un 10% durante 2021, mantiene un 37,3% de la población por debajo del umbral de la pobreza.

El presidente saliente de Argentina Mauricio Macri (Derecha) aplaude después de entregar el poder al nuevo presidente Alberto Fernández durante la ceremonia de investidura en el Congreso en Buenos Aires el 10 de diciembre de 2019
AFP/ALEJANDRO PAGNI – El presidente saliente de Argentina Mauricio Macri (Derecha) aplaude después de entregar el poder al nuevo presidente Alberto Fernández durante la ceremonia de investidura en el Congreso en Buenos Aires el 10 de diciembre de 2019
Cristina Fernández de Kirchner ha exigido una serie de acciones a través de la cuales recomponer la relación del peronismo. Entre ellas, destaca la necesidad de replantear el acuerdo con el FMI en mayo, para reevaluar la situación de lo pactado.

La situación se vio desbordada con el acuerdo que el Gobierno alcanzó con el FMI para el pago de la deuda. La refinanciación de los 44.500 millones de dólares de deuda no fue del gusto de todas las agrupaciones del Gobierno y provocó, entre otras cuestiones, la dimisión de Máximo Kirchner, el hijo de la vicepresidenta, como jefe del bloque oficialista en la Cámara de Diputados.

El rechazo de miembros de su propio partido generó decepción en el presidente Alberto Fernández: “Cuando me propusieron estar a cargo sabía que iba a tener que tomar decisiones, y esperaba que me acompañaran, y no me acompañaron”, afirmó el jefe de Gobierno durante una entrevista.

La vicepresidenta argentina ha dejado claras sus exigencias para recomponer las relaciones dentro del Gobierno, donde el primer paso es una “capitulación” política del presidente, una “rendición”, señaló.

Cristina Fernández de Kirchner
PHOTO/ARCHIVO – Cristina Fernández de Kirchner

Entre sus medidas solicita el despido de los ministros más cercanos al presidente, como son el titular de Economía, Martín Guzmán, el ministro de Producción, Matías Kulfas, y el titular de la cartera de Trabajo y Previsión de la Nación, Claudio Moroni.

Un descontento que también está trasladándose a las calles, el pasado 24 de marzo, una marcha convocada por La Cámpora, liderada por Máximo Kirchner, reunió a 70.000 personas en la Plaza de Mayo, y fue interpretada como una provocación al jefe del Estado.

Coordinador de América: José Antonio Sierra.