La directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, lamentó este lunes la situación que atraviesan las personas varadas en el extranjero producto de las medidas de cierre parcial de fronteras.

No obstante, la funcionaria dijo que al momento de viajar cada uno de los ciudadanos firmó una declaración jurada, en la cual asumió la responsabilidad de que salieron en medio de una pandemia.

De ese modo, en el documento, «asumían las consecuencias» de un eventual cambio en las condiciones de reingreso al país.

En declaraciones a través de medios audiovisuales, la funcionaria admitió que «no es lindo tomar este tipo de decisiones».

Sin embargo, aseveró que esa acción «es preferible a tener que suspender todas las actividades internas por un brote de la variante Delta».

«Lo que hemos hecho en una pandemia no es decidir entre lo bueno y lo malo. Porque la verdad es que no es lindo tomar este tipo de decisiones. Estamos eligiendo decidir entre lo feo y lo muy feo», aclaró.

Preocupados

Carignano explicó que la decisión se tomó por la «preocupación» que genera la propagación de la cepa Delta en muchos países del mundo.

Esta variante del Covid-19 aterroriza al gobierno, debido al bajo nivel de cumplimiento del aislamiento obligatorio de las personas que vuelven del exterior, según pudo verificar el organismo en una serie de inspecciones.

«En el control efectivo que estábamos haciendo, nos dábamos cuenta de que la gente no estaba cumpliendo. Los llamábamos, les decíamos que tenían que estar encerrados, y nos decían que no iban a cumplir porque ya estaban vacunados, que tenían PCR negativo, que ya tenían antígenos, etcétera», detalló.

La funcionaria reconoció que pese al refuerzo de los controles no va a ser posible evitar la entrada de la variante Delta al país.

Aún así, el sentido de las restricciones tiene que ver con «tratar de ralentizar todo lo posible (ese proceso) y vacunar la mayor cantidad de gente posible para que cuando ingrese afecte lo menos posible a la sociedad y a las libertades».