¿Quo Vadis Hispano América? ¿Argentina, el ocaso de un titán?
Descontando USA y Canadá, Hispanoamérica está compuesta por 35 países los cuales en conjunto y como continente, está dentro de los mayores exportadores de alimentos, minerales, energía y materias primas, entre otros
Contamos con el privilegio de unir este gigantesco territorio con una bajísima densidad de habitantes por km, si lo compramos con Asia o Europa. Bendecidos por una lengua, el castellano, una de las más habladas del planeta, que une no solo nuestra forma de hablar, sino que también nuestra cultura y nuestras creencias religiosas.
¿Cómo es posible entonces que una tierra bendita como la nuestra posea aún pobreza, falta de oportunidades, enormes emigraciones, corrupción, dictaduras totalitarias, drogas y supeditados a dictámenes de organismos internacionales?
Primeramente, se debe ser taxativo, no es posible erradicar la pobreza sin crecimiento económico.
En esta oportunidad y por orden alfabético, mencionaré el caso argentino.
Argentina es el 9° mayor país del mundo en territorio y hasta el año 1930, el PBI de Argentina y USA eran similares. (PBI: La suma de todos los bienes y servicios que produce un país o una economía)
Hasta la década del 40 del siglo pasado, Argentina estaba dentro de los 10 países más ricos del mundo. Hoy está en el lugar 70.
Argentina, en 1913, era uno de los mayores exportadores de cereales y carne, hasta el punto de representar casi el 7% de todo el comercio internacional, acumulando el 50% del PIB de toda América Latina. El sueldo medio en Buenos Aires era hasta un 80% superior al de París y cuando un inmigrante desembarcaba en Argentina ganaba casi lo mismo que el que se ubicaba en Nueva York.
Sin embargo, Argentina ha tenido 21 crisis económicas desde esa época.
De éstas 21 crisis, el elemento que se repitió en 14 de ellas fue el alto déficit fiscal, un desastre que hoy, el 2020, representa el segundo más alto de la historia. Es decir, un gobierno que gasta mas de lo que recauda. Al igual que un hogar, Argentina gasta más de los ingresos que recibe, pero termina pasando la cuenta haciendo ajustes reduciendo el bienestar de su población en vez de bajar su desmedido gasto.
Es decir, en este caso el ajuste no lo hace el estado si no que somete a las personas y empresas a impuestos mas altos reduciendo la capacidad de ahorro e inversión y por ende afectando el crecimiento económico.
Como resultado, el gobierno, al no bajar el gasto y al reducir los ingresos por la asfixia impositiva a las personas y empresas, el estado argentino se endeuda internacionalmente y éstos, obviamente le exigen el pago de estos préstamos.
El estado argentino opta nuevamente por aumentar los impuestos, en especial al gran motor exportador y procede a la emisión inorgánica de dinero. Esto genera inflación castigando a los más pobres con sus efectos y aumenta la pobreza. Hace 40 años la pobreza era un 8% de la población y hoy ya se eleva sobre el 35%, lo que equivale a 15,8 millones de argentinos. El 25,4% de los hogares no pueden costearse una alimentación básica.
Esto es un contrasentido en un país que es capaz de alimentar a 300 millones de personas con sus enormes extensiones de territorio, ganadería y fértil suelo
Argentina pasó en su historia, de tener una economía abierta y un estado pequeño, a una economía cerrada al comercio internacional y fuertemente intervenida. A ello, se sumó la adopción de políticas keynesianas, basadas en el estímulo fiscal y monetario (más gasto público), para tratar de impulsar el crecimiento.
Nacionalizó industrias, como los servicios básicos, medios de comunicación, transporte y confiscó los ahorros privados de la población que eran para su jubilación y de pasada subsidió a grupos sindicales y empresariales próximos al poder.
Además, en un ranking que mide el respeto a la propiedad privada en 130 países, Argentina se sitúa entre los 10 peores, tan sólo seguida por Costa de Marfil, Nicaragua, Bangladesh, Nigeria, Burundi, Venezuela, Ucrania, Angola y Libia.
Los pronósticos no son alentadores para el 2020. Inminente hiperinflación, aumento de la pobreza a niveles históricos, una profunda recesión y una crisis social nunca vistas antes.
La fijación de precios, la cuarentena obligada y la imposibilidad de contar con ingresos propios ni préstamos para financiar el déficit fiscal y con un gobierno que apuesta a la emisión de dinero, la población está atrapada nuevamente en una crisis, tal vez la mas grande de su historia con un gobierno que prefiere mirar la próxima elección como lo ha hecho los últimos 70 años , que aplicar las medidas necesarias para ser nuevamente el titán que tanto nos enorgulleció y envidábamos todos en Hispanoamérica.
Juan Ignacio Valenzuela
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