América Latina y el Caribe, en riesgo de retroceder décadas en el derecho a la educación de las niñas
Nota de Prensa
Plan International advierte que las respuestas educativas deben priorizar las necesidades particulares de las niñas y garantizar su continuidad en la escuela, después del confinamiento.
La pandemia por la COVID-19 cambió la realidad de las niñas, los niños y los adolescentes en todo el mundo. En América Latina y el Caribe, la cuarentena decretada por los gobiernos de algunos países como medida preventiva, dejó a un 95% de los estudiantes alejados de los servicios de educación, con dificultades de acceso a las redes de protección y apoyo social.
Aunque la región presentó un importante avance en las últimas décadas en relación con la calidad de su sistema educativo y la ampliación de su cobertura, el cierre por la cuarentena deja un desafío importante para la región: garantizar que los niños, pero especialmente las niñas y las adolescentes regresen a la escuela después de su apertura.
En el caso específico de las niñas, la combinación de factores de riesgo como: la violencia basada en género, el embarazo precoz, los matrimonios y uniones infantiles tempranas y forzadas, el asumir las responsabilidades del hogar, la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva pueden llevar a que muchas niñas no regresen a las escuelas. Esto ocasionará décadas de retraso, y traerá un riesgo generacional. Una niña que no estudia hoy tiene menos oportunidades y eso puede afectar las próximas generaciones.
De acuerdo con Janaina Hirata, Especialista Regional de Educación en Emergencias de Plan International, “se estima que la brecha de género en términos de acceso a la educación podría ampliarse retrocediendo décadas y dejando atrás lo logros ya obtenidos, si los gobiernos no toman medidas de respuesta urgentes, y se hace un trabajo de concientización con padres y madres que garantice que sus hijas retomen el ciclo escolar”.
Si bien muchas niñas continuarán estudiando es muy probable que otras en contextos de fragilidad económica no lo hagan. “Las familias han visto la reducción de sus ingresos, por lo que los padres y madres no podrán costear el valor de los estudios o dejarán a sus hijas al cuidado de la casa y la familia, realizando las labores domésticas mientras ellos salen a trabajar”, dijo la especialista.
Otra de las consecuencias que podría dejar el cierre de las escuelas es el aumento de la violencia doméstica en América Latina, donde varios países como por ejemplo Colombia, El Salvador y Perú, han reportado un aumento durante este periodo de confinamiento, lo que se espera siga en aumento afectando el bienestar de las niñas y adolescentes, quienes tienen pocas posibilidades de recibir atención y apoyo psicosocial, afectando esto también a su continuidad escolar.
Además, Plan International advierte sobre el aumento de los embarazos en adolescentes. Esto debido por un lado a que la pandemia puede disminuir el financiamiento de programas de salud sexual y reproductiva dirigidos a niñas, adolescentes y jóvenes y por otro lado a la violencia sexual que pueden estar sufriendo durante el confinamiento. Las tasas en la región ya son altas, son las segundas más altas del mundo, estimadas en 66,5% de los nacimientos por cada mil niñas entre 15 y 19 años y los embarazos en niñas y adolescentes son una de las principales causas para el abandono escolar.
Durante esta emergencia Plan International se encuentra trabajando de cerca en comunidades de 13 países de Latinoamérica y el Caribe, y ha tenido la oportunidad de recoger opiniones de niñas y adolescentes al respecto:
Lixiana,17 años (Nicaragua) “Con el COVID-19, los niveles de desigualdad aumentarán porque somos el sector social más vulnerable. Esto es frustrante y preocupante para las familias, y todo esto se convierte en violencia. Ahora que no vamos a la escuela, pasamos más tiempo en casa, y a las niñas y mujeres siempre se les pide que hagan las tareas del hogar, y si no lo hacemos, podríamos ser castigadas”.
Coral, 13 años (República Dominicana) “Cuando esto termine, siento que mi vida no será la misma porque todavía habrá mucho miedo de ser infectado. Desearía que volviera a la normalidad para poder regresar a la escuela y que mi vida fuera como antes. Veo que muchas niñas tienen que trabajar en casa más que los niños».
A este panorama se suman el riesgo de aumento de los matrimonios y uniones infantiles tempranas y forzadas ya que los factores que se asocian a estos están empeorando: la violencia y la pobreza en los hogares, las normas y estereotipos de género o la falta de acceso a la educación. Esto a su vez puede hacer que las niñas y adolescentes no retornen a las escuelas una vez que estas reabran. En la región actualmente 1 de cada 4 mujeres jóvenes se casó o unió antes de los 18 años.
Tanto los niños como las niñas tienen derecho de regresar al colegio. Plan International insta a los Gobiernos para que se preparen, de tal forma que puedan atender los desafíos específicos de las niñas, garantizando no solamente la igualdad sino también la equidad en la educación. “Es necesario que las respuestas educativas tomen en cuenta las necesidades específicas de las niñas, las adolescentes y las jóvenes de América Latina”, dice Hirata.
El regreso al colegio deberá brindar enfoque de aprendizajes flexibles. Esto implica que las niñas y adolescentes embarazadas y jóvenes madres puedan reinsertarse sin dificultad en el sistema educativo. Es prioritario, además, permitirles el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva. Así como garantizar el acceso a una educación integral en sexualidad.
Ante la situación de emergencia, Plan International continúa adelantando su programa de respuesta en América Latina y el Caribe. En la garantía del derecho a la educación, adelanta un importante trabajo en el plano comunitario para que las niñas, los niños y adolescentes puedan acceder a materiales educativos y apoyo psicosocial. Además, con la entrega de los kits de higiene, también considera las necesidades de recursos para la gestión de la higiene menstrual. La falta de recursos para la gestión de la higiene menstrual también tiene un impacto en la asistencia de la niñas y jóvenes.